Algo que el mito freudiano dice, es que Freud escuchaba atentamente sus pacientes. Que hasta escucho a pacientes que nadie más quería escuchar. Para mí, el escuchaba lo que quería escuchar. Les presto atención, pero solo a lo que el quería prestar atención. El manuscrito H habla de la paranoia y los mecanismos psicoanalíticos que tendría la misma. Al leerlo por primera vez, tuve, quizás por primera vez, que Freud daba crédito a ciertas cosas dichas por sus pacientes y a otras no, dependiendo de lo que le interesaba escuchar. Algunas cosas de la paciente del manuscrito H eran ciertas para Freud y otras era parte de un delirio paranoico. Lamentablemente, Freud no aducía razones de dar crédito a algo y por que desacreditar otro. Sesgo de confirmación que le dicen. El problema es que a nadie dentro de la Facultad de Psicoanálisis les importa tener esas razones. Confían ciegamente en la palabra del maestro. El problema con Freud fue que le importaba mucho más su teoría que el mismo paciente, y nunca tuvo un mínimo de duda sobre sus elucubraciones teóricas.