Psicoanálisis

El estilo de Lacan

Lacan es complicado de entender. Esto lo saben hasta los mismos partidarios de Lacan. Lo aceptan, y extrañamente, hasta se vanaglorian de ello. Yo trato de evitar su charlatanería pretenciosa ya que no encuentro, al esforzarme por descifrarlos, mas que errores, incoherencias, o simple dichos del saber popular, los cuales se ocultan en su estilo de escritura. Hace poco me tope con Richard Webster exponiendo con claridad este estilo charlatán de Lacan. Vale la pena traer al blog este pequeño análisis.

¿Presión de los pares? ¿No te suena familiar?

¡Estamos en el horno! ¿Como es posible que unos estudiantes de la supuesta Facultad de Psicología no conozcan el concepto de presión de los pares? Es para no creerme pero yo mismo presencie como no uno si no dos compañeros no podían identificar algo que vieron como presión de los pares. Pero no solo eso si no que la profesora tampoco parece reconocer eso para ponerle un nombre. Y no solo eso, si no que es un concepto que se les enseño en materias anteriores. ¿Tan perdidos estamos?

Falcor al divan

Los detalles insignificantes en la cabeza de los psicoanalistas pueden tomar proporciones épicas. Hoy tuve una muestra más de eso. La profesora expone un caso de su propia cosecha a la clase. Nos muestra una lamina de un test proyectivo que le aplico a una persona. Esta laminas tiene un alta ambigüedad en donde la persona entrevistada puede reflejar su personalidad en ella al darle una historia especifica. Según el psicoanálisis, los conflictos y deseos inconscientes se verían plasmados en esa historia. La lamina mostraba a dos personas, una un poco más pequeña y baja que la otra, bajo la sombra de un frondoso árbol con una copa que ocupa casi un tercio de la imagen con un edificio de fondo ocupando todo el fondo. La persona arma un relato, aunque no del tipo que esperaba la profesora pero que la deja algo satisfecha. Luego la persona hace un comentario peculiar sobre la imagen que mi profesora no deja pasar. De nuevo la infinita significación de las cosas mínimas.

Historias desde el diván: "El hombre del magnetofono"

El principal obstáculo con el que me enfrento en este blog es el poder acceder a muestras de la praxis psicoanalítica. Tener accesos a la teoría es facil para cualquiera, y yo en particular me beneficio con la enseñanza de la Facultad de Psicoanálisis, pero es difícil acceder a lo que sucede en los divanes. Son casi como confesionarios y casi igual de herméticos. Los psicoanalistas cuando nos cuentan que sucede allí dentro de sus consultorios solo tenemos una versión recortadas y reformada de lo que sucede y los que se acuestan en los divanes callan. Pero no siempre los que habitan los divanes callan. Un 1967 un paciente decidió abrir las puertas del consultorio. Decidió grabar una sesión con su psicoanalista.

Una perlita

Hoy he sentido una perlita interesante directamente de la boca de una directora de una cátedra. Esto surgió al explicar la ambigüedad de una imagen usada en un test proyectivo, la cual permite un amplio rango de respuestas. La imagen era un niño mirando a un violín en su caja. Al no haber respuestas incorrectas, cualquier respuesta es aceptada, incluso si uno dice que la imagen representa a un elefante. Justo allí surgió esto de la boca de la directora de la cátedra.

¡Sectarios a mí!

No debería hacer esto. Debería dejarlo pasar, pero quiero mostrar el fanatismo que puede generar el Psicoanálisis. La critica a este puede inflar con mucha facilidad los ánimos de las personas. El Psicoanálisis muchas veces asume la forma de una religión y sus partidarios se vuelven tan celosos como los ciegos seguidores de las religiones. Los dos emails que recibí esta mañana son claro ejemplo de esto.

Páginas