Vengo embalado de la entrada anterior, donde ya dije que un diario gratuito es peligroso para el desprevenido y que no tiene otro objetivo que capturar la atención de la mayor cantidad de gente. Es que este articulo de La decadencia del coito da para escribir mucho sobre él. No le veo mucho sentido ponerse más serio que un par de entradas, así que cada tanto sacare una o dos entradas. Aquí tenemos otro joyita del articulo, que un lector desprevenido puede pasar por alto. Yo me tomo la tarea de decirle que lea con detenimiento. Les advierto, que otra vez estamos hablando de sexo a calzón quitado. ¡Y luego me dicen que no hay pansexualismo en el psicoanálisis! Me voy quitando de nuevo los calzones y vamos por el articulo ...

De los creadores del "Complejo de Edipo" y de los productores de "Forclusión : De eso no habla Freud" otra cita de la misma genialidad :

El objeto a, dice Lacan, «no es más que una letra», pero al mismo tiempo, añade, parece «ser algo». Nos vemos por lo tanto llevados a tomar la problemática del objeto (en su aparente desdoblamiento) a partir de los interrogantes siguientes: ¿qué implica en la cuestión del objeto en psicoanálisis la introducción del objeto a? ¿De qué manera el objeto a puede ser considerado como objeto? 1

Algo citado por Emma Eckstein en AntiEleia muy interesante. Es sobre como Lacan piensa. Explica mucho ya que piensa con los ... pies! :

Cuando Lacan dio una plática en la universidad donde enseñaba Chomsky, contestó una pregunta que le hizo Chomsky acerca del pensamiento diciéndole: "Pensamos que pensamos con nuestros cerebros, pero personalmente yo pienso con mis pies.1 Esa es la única manera por la que puedo entrar en contacto con algo solido. En ocasiones pienso con mi cabeza, como cuando choco con algo. Pero he visto suficientes encefalogramas para saber que no hay indicios de pensamiento en el cerebro"2

Interesante saber que Lacan solo podía tener un idea surgida de su cerebro cuando algo golpeaba en su cabeza. En otras palabras, había que darle en la cabeza para que su cerebro funcionara. Pues entonces ya sabe, si a su psicoanalista Lacaniano amigo no se le cae una idea no lo dude. Agarre el primer palo que tenga a mano y partaselo en la cabeza, pero tenga cuidado de no pisarle el cerebro que tiene en sus zapatos.

• 1. Las cursivas son mías
• 2. Lacan, Politics, Aesthetics, eds. Richard Feldstein and Willy Apollon, p. 135.