Este fin de semana decidí retomar la antigua tradición de comprar el diario del domingo. Aparte de enterarme de que el mundo está mal y la gente lo mantiene así, cuando no lo empeora, me entero de que Laura Oliva ha sido carne de diván y aún lo sigue siendo. Viendo en que clase de terapia ahora ella está me percató de una idea que estaba ahí. Veía una correlación, pero puede que sea una causación. Vamos con una diatriba catártica.
Quiero rescatar un hilo de twitter con historias desde el diván, pero no se limita a eso. Son historias sucedidas con pseudociencias. Si tienen twitter y una mala experiencia ya sea con el diván, con la homeopatía o con lo que fuera con aquello que les pareció ciencia y no fue más que un engaño,no dude en compartirla allí. Y si su historia involucra un diván no dude en hacérmela llegar por aquí para publicarla o bien para solo hacérmela llegar.
Estamos viviendo tiempos de clases virtuales. Esto significa que si antes las diapositivas hechas en PowerPoint proliferan eran comunes, hoy son mucho más. Así, gracias a un fiel seguidor del blog, me llega un par de dipositivas interesantes. Una traducción rápida del lenguaje psicoanalítico al español me hace ver una idea muy pero muy interesante que pasa desapercibida gracias a los tecnicismos de diván. Por lo que aquí vamos con una traducción y exposición de esa idea oculta.
Ya solo me quedan unos pocos puntos a tratar. Ya revisamos uno y me quedan 6 más. ... ¿ah? ... Un segundo. ... ¡ah! Es que el primer punto era de estilo de universidad. Una pregunta y decenas de subpuntos.