Todo cambia para no cambiar

Seguimos sacando cosas del tintero. Vamos con un mito sobre la honestidad intelectual de Freud que es usado con bastante frecuencia. Su abandono de la llamada teoría de la seducción es usada como un ejemplo de como Freud podía reconocer sus errores y volver al tablero de dibujo, por decirlo de alguna forma. Sin embargo, no es más que un mito. Lo que se supone un gran retroceso, no es más que un ajuste menor, un reacomodamiento para seguir adelante. No más que un truco de prestidigitador para convertir un fracaso en un éxito.

La renuncia a la seducción

Freud en un momento sostuvo que la histeria era producto de un abuso realizado por un adulto, en general el padre, sobre su hija. Luego, el abuso, no significativo para el sujeto cuando ocurrió, provoca cuando es recordado la neurosis. Esta teoría fue la que puso a la sexualidad en primer plano en la historia del Psicoanálisis. No es que haya sido un factor ignorado por los contemporáneos de Freud, si no que este hizo de él único factor posible de la histeria, cuando no el más importante por lejos. Así que es clara la importancia de esta teoría de la seducción1, tal como se la llamo, en la historia y formación del Psicoanálisis. También es conocida como etiología paterna de la histeria, pues, según Freud, el primer abusador resultaba con mucha frecuencia ser el padre. Según los psicoanalistas, Freud renuncio a ella y esto dio paso al Psicoanálisis tal cual lo conocemos hoy. En una carta personal y privada a su amigo Fliess, fechada el 21 de septiembre de 1897, Freud hace "oficial" esa renuncia. Hace explicita su renuncia a esta teoría, pero no es, si no, hasta varios años después que la hace publica. En la carta no solo hace la renuncia, si no que además da una lista de motivos de ello, lo que nos permite analizarlo.

Un lector de los textos freudianos puede encontrar que faltan reelaboraciones teóricas, en el sentido que no hay marcha atrás, si no que siempre hay una marcha hacia adelante en su teoría. Cada nuevo caso2 que no podía ser explicado, o que no se ajustaba a la perfección a su teoría, un nuevo elemento teórico venía a explicarlo. Apelaba a una hipótesis ad hoc y explicaba el caso3. Creaba un nuevo elemento teórico que cubría el caso inexplicado, o dudoso y justamente, en esta renuncia tenemos un caso de estos.

No es que fueran excepciones a las reglas lo que se explicitaba, si no que eran reglas que explicaban el caso. La teoría agregaba un nuevo elemento explicar el caso no explicado. A partir de un solo caso podía generarse todo un pedazo de teoría psicoanalítica4. Las excepciones se convertían en reglas teóricas que luego eran aplicadas sin mucho esfuerzo para lograr una confirmación posterior. Así el desarrollo del Psicoanálisis siempre fue hacia adelante, lo que resulto en un continuo agregado de reglas terminan conformando un conjunto infalsable. Dicho de otra forma, ningún evento o situación de la realidad puede llegar a desmentirlo. Siempre una regla, o su contraria, puede explicar un caso cualquiera. No hay situación que el Psicoanálisis no pueda explicar o situación que lo contradiga. No hay posible situación donde el Psicoanálisis pueda fallar. No importa que se presente, el Psicoanálisis siempre estará en lo correcto. Por ejemplo, podemos tomar las formaciones reactivas, o bien el tratamiento que le dio Freud a un par de sueños que contradecían su teoría. El diván no deja situación sin explicar.

El agregar una regla tras otra, el expandir siempre la teoría, conlleva que no hay pedazo de teoría freudiana que haya sido dejado de lado. Por lo que la teoría de seducción sigue siendo parte del Psicoanálisis y su piedra angular, ya que nunca renuncio a ella. Solo agrego una elemento teórico que resignifico sutilmente la teoría de la seducción salvando los datos que Freud ya tenía, y obviamente esquivando el reconocer el fracaso de su propia terapia. Pero los divanistas siguen utilizando esta renuncia a la teoría de la seducción para mostrar la honestidad intelectual de Freud en aceptar sus propios errores, así como para mostrar que si habían retrocesos, no un continuo avanzar, en el desarrollo de la teoría psicoanalítica, que si hay pedazos de teoría que fueron rechazados y que no forman parte ya del conjunto teórico que rige el diván. Si Freud realmente renuncio a su teoría de la seducción para dar un paso atrás mostraría que el desarrollo del Psicoanálisis no tuvo un desarrollo solo dedicado a tapar agujeros que su teoría no podía llenar, si no que mostraría una actitud honesta intelectualmente en Freud. Mostraría su capacidad para la autocrítica. Esta carta es citada varias veces y se lo hace, debo decir, con bastante confianza haciendo de esta renuncia el ejemplo más citado para rebatir las criticas a Freud de deshonestidad intelectual. Pero, curiosamente, es el único caso que se cita, por lo que recuerdo. Yo, por mi parte, no he encontrado otra situación equivalente a esta. La renuncia es el único ejemplo de que Freud era capaz de equivocarse y aceptarlo. Lamentablemente para Freud y sus defensores, una mirada a la carta permite ver que el cambio no fue tal. Examinando de cerca sus motivos para tal renuncia podemos ver que no es más es otro caso más de crear teoría para tapar un agujero que muestra muy dudosa la teoría psicoanalítica. Gracias a un agregado teórico sutil, Freud lograr salvar todo su cuerpo teórico y a él mismo de caer en la desgracia de estar equivocado.

La carta de la renuncia

La carta inicia, a las pocas lineas, con Freud confesando su renuncia a la teoría de la seducción.

Y ahora quiero confiarte sin dilación el gran secreto que se me puso en claro lentamente los últimos meses. No creo más en mi neurótica.5

Esta ultima frase es la frase que identifica a la carta y es ampliamente citada, pero es citada mal muchas veces. Se la cita como "No creo más en mis neuróticas", haciendo referencia a las pacientes de Freud. De esta forma, se ve Freud como centrado en sus pacientes. Inicialmente, puede pensar como una acusación y falta de confianza en sus pacientes, pero, en su contexto, no es así. No es el reconocimiento de un error, si no el reconocimiento de un descubrimiento teórico. El padre del Psicoanálisis realmente se refería a su neurótica, o sea a su teoría de la seducción. en otras palabras, a su teoría sobre la etiología de la más importante de las neurosis, la histeria. El cambio es sutil pero interesante. La prioridad estaba sobre su teoría y no sobre sus pacientes6. Freud habla aquí como un teórico más que como un practicante.

Por cierto que esto no se comprende sin explicación; tú mismo encontraste creíble lo que pude relatarte. Por eso comienzo a exponer históricamente los motivos del descreimiento.7

Afortunadamente, casi de inmediato, Freud se pone a enumerar los motivos para esta renuncia, por lo que podemos entrar a analizarlos.

1º motivo: La ineficacia de la terapia

Las continuas desilusiones en los intentos de llevar 'un' análisis a su efectiva conclusión8, la deserción de la gente durante un tiempo mejor asida, la falta del éxito pleno con el que yo había contado9, la posibilidad de explicarme los logros parciales diversamente, de la manera común: he ahí el primer grupo.10

He aquí la primera razón de la renuncia y es algo que parecen pasar por alto los divanistas. Esta es una clara declaración de que su terapia no sirve. A pesar de alabar los éxitos terapéuticos de su terapia Freud reconoce no tener un solo caso como evidencia que funcione. No pudo completar terapia alguna, aun cuando los pacientes estaban bien comprometidos con ella. Freud claramente dice que nunca pudo verificar su teoría. Nunca pudo verla funcionar.

Esto es interesante. Unos de los argumento recurrentes que los divanistas exponen ante la critica de faltas de pruebas de la efectividad del Psicoanálisis es que sus pruebas no proviene del campo experimental, como debería ser, si no que surgen del campo clínico. Enuncian que el Psicoanálisis se muestra todos los días, en los consultorios psicoanalíticos, como efectivo. Aquí, el mismo Freud enuncia no tener ningunas evidencia clínica que su terapia funcione o haya funcionado alguna vez. Lo más interesante se da unos meses antes de esta carta, en otra carta. En ella, dirigida nuevamente a Fliess, Freud declara:

El sueño muestra desde luego mi deseo cumplido de atrapar un 'pater' como causante de la neurosis, y así poner termino a mis dudas que no cesan.11

De la misma forma que en la carta de renuncia, aquí Freud declarara que no encontró hasta el momento un solo padre que se ajustara a su teoría de la seducción. Su terapia ineficaz se basa en una mera presunción, la cual nunca fue confirmada. Nunca tuvo evidencias de un abuso real.

4º motivo: Psicosis irresolubles

Salto al cuarto motivo para dejar los más relevantes puntos para el final.

En cuarto lugar, la consideración de que en las psicosis más profundas el recuerdo inconciente no se abre paso, con lo cual el secreto de las vivencias juveniles no se trasluce ni en el delirio más confuso. Si de este modo se ve que lo inconciente nunca vence la resistencia de lo conciente, entonces se hunde también la esperanza de que en la cura se pueda proceder en sentido inverso hasta el total domeñarniento de lo inconciente por lo conciente.12

Esto es algo relacionado a lo anterior. Freud encuentra casos donde no puede obtener recuerdos inconscientes. Algunos pacientes se muestran refractarios a su practica, pero Freud los presupone fuertes y resistentes, y no parece considerar que el problema pueda surgir de su propia terapia o de su practica de la misma como veremos luego.

2º motivo: Orgía de evidencias

Después, la sorpresa de que en todos los casos el padre debiera ser inculpado como perverso sin excluir al mío propio13, la comprobación de la inesperada frecuencia de la histeria para la cual debería repetirse esta misma condición cuando es poco probable que la perversión en perjuicio de niños esté tan difundida. (La perversión tiene que ser inconmensurablemente más frecuente que la histeria porque en efecto una enfermedad sólo se hace realidad si los sucesos se han acumulado y se agrega un factor que debilite la defensa.)14

Quizás, este haya sido el más fuerte argumento para abandonar la teoría de la seducción15. Lo que describe Freud aquí es que lo que se conoce como una orgía de evidencias. El encontrar bastantes pruebas de algo es una situación preferible, pero encontrar infinidad de pruebas, en especial en lugares donde nunca las esperaríamos, es una situación indeseable de la que bien hay que dudar. Una situación así hace pensar que todo es demasiado perfecto, por lo tanto muy sospechoso. Esto es como encontrar una escena del crimen llena, por demás, de elementos que indican a un clarísimo culpable. La escena misma no deja lugar a dudas de quien es el culpable. Un buen investigador dudara y pensara que alguien manipulo la escena del crimen para que se sospechara de una persona concreta. Las evidencias deben haber sido plantadas para evitar que las sospechas caigan sobre el verdadero culpable. Freud, así, actúa bien al dudar. Las cosas se dan con demasiada perfección para su teoría.

Esta situación de evidencias por doquier podríamos verla como un desajuste en la sensibilidad en la recogida de datos y evidencias para la teoría de seducción. Me refiero a que la metodología para obtener las evidencias a favor es demasiado sensible, por lo que cosas mínimas pasan a ser evidencias de abusos infantiles con excesiva facilidad. Un sueño, un fallido o un simple gesto pueden, mediante la interpretación del psicoanalista, pasar a ser signos claros de abuso sexual. Luego, con meses de sugestión, insistencia y presión, se puede lograr que el paciente acepte este supuesto abuso infantil vía un falso recuerdo, y luego, de esta forma, gracias a ese falso recuerdo obtener una confesión de haber sufrido un abuso infantil. Un ejemplo de este tipo de sensibilidad extrema a detalles mínimos podemos verlo en un ejemplo reciente que ya trate en el blog. Allí resultaba que cualquier signo mínimo, irrelevante e insignificante, resultaba ser un indicador claro de alguna patología, obviamente sexual, de alguna clase.

Como argumento para sostener esta sensibilidad extrema en Freud, encontramos la frase "sin excluir al mío propio", que fue eliminada de la versión de las cartas editadas por Ernst Kris16. Gracias a la edición sin censura17 sabemos que Freud refirió a su propio padre como un abusador. Su lógica lo llevaba a pensar que su propio padre cometió algún abuso sobre sus hijos. Las deducciones que permite su método y teoría le permitieron arribar a la conclusión que su propio padre era un abusador. Sin embargo, Freud vio esto como excesivo y lo niega implícitamente. Es un asunto muy poco creíble para él.

Aquí tenemos que hay demasiadas evidencias a favor de la teoría de la seducción. Aunque estas evidencias no son más que las reconstrucciones de Freud sobre los relatos de sus pacientes. Son demasiados los casos y muy frecuentes donde el encuentra que el padre es el abusador principal. Unos meses antes de la carta de la renuncia18 Freud se ve claramente acusado por el sueño de tener sentimientos "hipertiernos" con su sobrina, la que él interpreta como una representación simbólica de su propia hija por la simple cuestión de que ella pudo llamarse como su sobrina. De esta manera, Freud se ve él mismo en la posición de ser un pater (padre) abusador, así como ve que su padre pudo ser. El mismo, en su condición de padre y adulto a cargo de niños, se veía implicado por su propia teoría de seducción. Su método es tan sensible que incluso él mismo se ve involucrado. Pero esta carta contiene una detalle más aun interesante.

El sueño muestra desde luego mi deseo cumplido de atrapar un 'pater' como causante de la neurosis, y así poner termino a mis dudas que no cesan.19

Freud reconoce no tener evidencias tangibles de que tales confesiones fueran reales. Esto es algo interesante de considerar. Freud tiene una infinidad de "confesiones" de sus pacientes siendo abusadas, pero no tiene ninguna evidencia reales de ello. Las únicas "evidencias" de esto abusos no son más que elaboraciones del mismo Freud hechas sobre datos no relevantes o relacionados con abusos sexuales. Las evidencias de estos abusos no fueron más que reconstrucciones interpretativas de los relatos de sus pacientes. Recordemos que estos abusos no son recordados para nada por sus pacientes. Estos están reprimidos en su inconsciente y solo la intervención del psicoanalista puede traerlos a la conciencia. Así que el psicoanalista utiliza la la interpretación simbólica para reconstruir lo que esta oculto detrás del relato del paciente, el cual ni el mismo puede recordar, y que siempre resulta en algo sexual. Freud tiene una infinidad de testimonios de que sus pacientes sufrieron abusos en sus infancias pero ninguna evidencia concreta de que realmente haya sucedido tales abusos.

Lo que si no tenemos es alguna duda sobre el mecanismo con el que se obtienen estos testimonios. Freud nunca se cuestiona su practica. La gran confianza y seguridad en su practica ronda por momentos el celo más duro de roer. Solo hay que recordar como terminaron sus discípulos cuando criticaron su teoría. Pero tampoco cuestiona lo que tiene delante. No considera la posibilidad que las confesiones estén equivocadas o falseadas de alguna manera. Aunque es natural esperar esto ya que si considera que su metodología es correcta los datos recogidos debería ser correctos también, por lo que el problema debe estar en otro parte.

3º motivo: El motivo que no es motivo

Justo aquí es donde entra la creación de una nueva pieza de teoría para cubrir la contradicción entre las confesiones de abuso y la falta de evidencia real que soporten esas confesiones. El tercer motivo, en realidad no es un motivo, si no que es la introducción del giro magistral que introduce Freud en su teoría. Es un nuevo pedazo de teoría, por lo visto salida de la nada, o bien de su practica clínica nada más.

En tercer lugar, además, la evidencia cierta de que en lo inconciente no existe un signo de realidad de suerte que no se puede distinguir la verdad de la ficción poblada con afecto. (Según esto, queda la solución de que la fantasía sexual se adueña regularmente del terna de los padres.20

Freud introduce un nuevo elemento en su teoría. Según él, el inconsciente es incapaz de reconocer entre la realidad y la fantasía. Así que los deseos ocultos de los pacientes, esos que solo un psicoanalista puede traer a la superficie, son indistinguibles de verdaderos recuerdos. Recuerdos y fantasías se mezclan en el inconsciente y es imposible distinguirlos, ya que el mismo paciente no puede distinguirlos. El inconsciente se torna ahora en una mezcla de recuerdos reales y recuerdos que no son más que deseos.

Este acto de sutil prestidigitación teórica es un movimiento que conlleva una critica importante. Al no poder diferenciarse los verdaderos recuerdos de las fantasías, el psicoanalista no puede diferencias un verdadero abuso cuando este sucede. Si un paciente relata un abuso que tuvo en su infancia el psicoanalista puede tomarlo como una mera fantasía del sujeto, y no llevar ninguna denuncia y menos una investigación sobre el caso. Todo se asume como meras fantasías de seducción del sujeto hacia sus padres, desechando de un plumazo toda videncia de abuso real21 Y esa fue la principal critica que Masson hizo al leer y reeditar las cartas de Freud a Fliess. Con este elemento teórico, Freud estaba descartando verdaderas acusaciones de abuso sexual como meras fantasías incestuosas de sus pacientes22. Dicho de otra forma se estarían ignorando verdaderos casos de abuso. Lamentablemente, los psicoanalistas hoy en día con mucha frecuencia actúan de esta forma. Ignoran verdaderos problemas suponiéndolos como meros síntomas de conflictos inconscientes. El paciente, con un abuso real, puede sufrir la indiferencia del psicoanalista que desprecia su abuso y su sufrimiento como mera fantasía e incluso lo acusa de haber deseado ese tipo de abuso.

Pero esta es solo la mitad del problema con esta postulación teórica de Freud. Al ser indistinguible la realidad de la ficción en los recuerdos de los pacientes, se puede terminar acusando a alguien de un abuso que no cometió. El psicoanalista puede asumir que hay un abuso real detrás de algún signo inofensivo y carente de significado interpretándolo y decretando así que hubo un abuso real y concreto. Recordemos que los recuerdos de los abusos, según el Psicoanálisis, son inconscientes. El sujeto no puede tener acceso a ellos si no es a través del analista, más específicamente de su interpretación de lo que se le relate como fallidos y sueños, o de cualquier otra cosas que desee someter a su interpretación. De hecho, se llego a formular, para ayudar a los pacientes, un movimiento a recuperar sus recuerdos perdidos en sus inconscientes. Este movimiento no hizo más que acusar a personas inocentes de cometer abusos sexuales a menores, sin más prueba que las reconstrucciones de supuesto recuerdos reales reprimidos.

La misma teoría psicoanalítica es la que le permite a los psicoanalistas actuar de estas dos formas. Le permite al psicoanalista descartar o considerar un relato de abuso, según él prefiera. También se le permite puede crear un relato de la nada y generar una acusación abuso allí donde no hay evidencias de tal. Al no haber criterio para diferenciar un recuerdo real de una fantasía inconsciente, el que el psicoanalista actué de una u otra forma depende enteramente de él. Todo dependerá de los prejuicios que tenga sobre el caso donde va a actuar. Freud en particular prefirió tomar todos los relatos de sus pacientes como fantasías incestuosas. Partió del supuesto que había un abuso sexual en la infancia y termino traduciendo todo como signos de ese abuso.

Cambiar para no cambiar

Obviamente, que la forma de poder distinguir un recuerdo real de uno falso sería la verificación independiente con la historia del paciente. Sería encontrar evidencia histórica de que estos abusos hayan sucedido, pero Freud mismo reconoce no tener evidencia histórica alguna. Nunca atrapo a un pater, como el mismo reconoce. Por lo que no puedo saber si lo que el paciente relata es cierto o no, si es solo una fantasía inconsciente o algo más. Tampoco se tomo el trabajo verificar algo de lo dicho. Todos sus casos no son más que diálogos con sus pacientes. Nunca se tomo el trabajo de verificar si lo dicho por el paciente es una fantasía o un recuerdo real. Tampoco cuando supuestamente reconstruye los recuerdos a partir de signos, como sueños y fallidos, o lo que sea en el relato del paciente, se toma la tarea de ver si estas reconstrucciones son correctas. Asume que todo transcurre sin error y con competa seguridad de no equivocarse. Sin embargo, ante la cantidad abrumadora de relatos, ante esa orgía de evidencias, debe cuestionarse todo su trabajo y principalmente su mayor postulado teórico de que la sexualidad es el elemento clave para descifrar la Histeria. Un par de años luego sostiene:

[...] pero toda mi experiencia en la materia me fuerza a repetir que la sexualidad es la clave del problema de las psiconeurosis y neurosis. Nadie que no lo reconozca así llegará jamás a solucionarlo.23

Freud puso a la sexualidad como el elemento clave de la Histeria, pero de a poco y con mucho facilidad, esta se convirtió en la clave para descifrar todo el psiquismo y comportamiento humano. Nada quedo fuera de su esfera. Frente a una cantidad abrumadora de relatos de abusos, la mayoría, cuando no todos, reconstrucciones interpretativas de Freud, se ve obligado a dudar de lo que venía haciendo hasta el momento. Debería justamente descartar todo su trabajo teórico. Debería retractarse y negar la importancia superlativa que le había dado a la sexualidad. Debería volver a foja cero y replantearse todo su trabajo. Pero, en cambio, introduce nuevo elemento en su edificio teórico que salva todo su trabajo.

Ahora las fantasías eran tal reales como recuerdos de abusos reales. Los pacientes sufrían por sus fantasías de la misma forma que habrían sufrido si realmente hubieran sufrido abuso sexuales de sus padres. La única diferencia entre una fantasía y un verdadero abuso eran la evidencias reales de tal. Así que todos estos relatos, al no tener evidencias físicas que los respalden, debían ser, según esta lógica, fantasías. Todos estos relatos o bien eran recuerdos de abusos o eran fantasías. No hay tercera opción. Claramente estamos ante un falso dilema.

Hay una tercera posibilidad no explorada por Freud, y hasta parecer negada por él, de que se haya realmente equivocado en algún elemento de su practica terapéutica o bien en su teoría. O bien que todo haya sido producto de su propia terapéutica. Una critica coún acusa a Freud de que él haya creado esos recuerdos en sus pacientes, o bien inventado, a partir de los relatos que les ofrecían. Nuevamente, los pacientes, según Freud, no tienen recuerdo alguno de sus abusos por lo que el método interpretativo de Freud los descubre. Solo el Psicoanálisis podía descubrirlo, suposición hoy mismo sostenida por cientos de psicoanalistas. Partiendo de esta suposición, de que estos abusos existen en el caso que tenga enfrente, Freud condujo todo hasta armar un relato a partir del relato del paciente que verificara esa presunción. Sus reconstrucciones interpretativas ya se encontraban guiadas de ante mano y estaban dirigidas hacia un fin especifico, el de mostrar la sexualidad como un elemento de suma importancia en los casos que trataba. En forma resumida, el abuso sexual no es más que una creación, un artefacto, creado por su método interpretativo, y nada más. Podrían estar allí esos abusos24, pero donde no estaba el método del diván lo encontraba, o más bien lo creaba. Así, siempre se encontraba el abuso. si existe, allí estaba, pero si no se lo creaba. En este sentido, los psicoanálisis interesantemente sostienen que el Inconsciente solo aparece en la relación psicoanalista-paciente. En otras palabras, el Inconsciente y sus derivados, solo aparecen ante los psicoanalistas. Solo en el diván aparece el Inconsciente aparece.

Los psicoanalistas actuales, al igual que Freud, los traducen los relatos de sus pacientes a una mitología donde la sexualidad es lo más importante, e incluso lo único importante. Cualquier signo es traducido como un elemento sexual. Lo sexual es claro que siempre se juega en los relatos de los pacientes, según el divanismo. Es una presunción nunca negada, o puesto, al menos siquiera, en juicio. Es un dogma nunca cuestionado. Se asume como inevitable, por lo que los psicoanalistas solo tienen que encontrarlo en los caso que atienden. Es algo de lo que están seguro de encontrar no importa que y donde. Lo encontraran tarde o temprano. Así traducen signos irrelevantes y sin mayor significación en cuestiones sexuales25.

Por ejemplo, cualquier movimiento rítmico por parte del paciente, no sera visto como signo de ansiedad, si no como símbolo de un acto sexual. Freud, por dar un ejemplo, tildo a Dora de masturbarse, al ver que abría y cerrado un pequeño bolsito con el que jugueteaba. Ahora piense por un momento que dirá un psicoanalista si lo viera a usted lector jugueteando con un bolígrafo de punta retráctil. De esta forma, Freud pudo llegar a conducir a sus pacientes y reconstruir desde sus relatos los abusos sexuales que encontraba en demasía y en todos lados, incluso en su propia infancia y en el mismo como abusador.

Todo esos relatos bien pudieron ser creaciones forzadas de abusos provocadas por su extrema seguridad en que habían sucedido. Pareciera que si una paciente era histérica, pues debía tener un abuso en su infancia. Presuponía la existencia del abuso y partía de allí. Así comenzó a interpretar los sueños, fallidos o lo que se le diera en gana, como símbolos de un abuso que, indudablemente, debían haber ocurrido. Y justamente debía primero haber demostrado la existencia de este abuso para poder decir que tal o cual sueño, por ejemplo, era producto de un abuso sexual. A su vez, la interpretación demostraba que el abuso esta detrás.

Este razonamiento es conocido como petición de principio y es una falacia informal conocida, pero es más bien reconocida como pensamiento circular. El sueño, fallido, o lo que sea, se mostraba como producto de un abuso y a su vez mostraba que el abuso provocaba sueños fallidos y demás. Esto explica la alta frecuencia de los relatos y la falta de un padre abusador que los verifique. Esta es una situación que no fue advertida o explorada, al menos, por Freud, debido a su extrema confianza en su métodos y razonamientos.

La introducción de este elemento teórico, de que las fantasías son equivalentes a abusos reales, tiene un par de consecuencias. Una de ellas ya la relate antes. Permite que relatos claros de abusos reales sean descartados como meras fantasías inconscientes y nunca investigados por los psicoanalistas. También que a través de los mecanismos interpretativos del Psicoanálisis se generen acusaciones de abusos sobre personas inocentes. Otra consecuencia es para los psicoanalistas y para Freud. Ya no necesitan investigar nada. No necesitan comprobar nada de lo dicho por el paciente.

Al ser las fantasías equivalentes a abusos, pueden conducirse como si fuera todo real y comprobado. Sea un abuso o una fantasía la terapéutica es la misma, por lo que haya o no evidencias de abuso es irrelevante para el psicoanalista. Le da igual. Él solo se dedicara a "curar" al paciente por lo que no le interesa que haya realmente un abusador, y no le interesa que realmente el paciente haya recibido un abuso sexual. Freud de esta manera se desprende la evidencias históricas de los relatos de abuso. Ya no los necesita. No necesita ya tener evidencias de que realmente hayan pasado estos abusos. Ya no necesita de abusos reales y verificados para fundamentar su teoría. Ya no necesita evidencias para justificar cualquier teoría. Solo necesita su método interpretativo para crear las fantasías que necesite para justificar lo que desee.

Concluyendo junto con Freud

Si estuviera desazonado, confuso, fatigado, dudas así se interpretarían corno fenómenos de debilidad. Pero corno mi estado es el opuesto, tengo que admitirlas corno el resultado de un trabajo intelectual honesto y vigoroso, y enorgullecerme de ser todavía capaz de semejante crítica después de semejante profundización.26

Dudo que esto haya sido de un trabajo honesto, ya que nunca duda por un instante de su método o de su desempeño. Solo crea un nuevo pedazo de teoría y salva su trabajo de se tirado por la borda. Cubre un bache y sigue hacia adelante. Nunca mostró un deseo de critica real si no de seguir avanzando en su teoría de que la sexualidad es muy importante. Se había convencido tanto de la importancia del sexo que nunca mostró una duda al respecto, incluso cuando los relatos se acumulaban frente a si hasta forma una montaña tan grande que lo obligo a cuestionarse, pero no lo que venía haciendo. Nunca se cuestiona eso, si no que pensó en que algo le faltaba, y así lo crea para salvar el problema y salvar su diván del fracaso. Si hubiera rechazado alguna vez en su carrera algún elemento teórico, si hubiera descartado algo como un error o como falso, podría creer que realmente Freud tenía alguna pizca de autocrítica, pero toda esta carta, el ejemplo más usado y citado de honestidad intelectual en Freud, no es más que un ejemplo más de como la teoría psicoanalítica se fue armando. Un pedazo de teoría sobre otro que va cubriendo agujeros de una teoría por demás falaz y sin evidencias que la soporten. A tal punto que toda la teoría en un conjunto infalsable que explica cualquier cosa sin fallar ni una vez, por lo que el único equivocado sera siempre el paciente. Si este no recuerda correctamente, el psicoanalista le dirá exactamente que es lo que ha olvidado, sin necesidad de evidencias para soportarlo. Solo necesitara el método interpretativo de Freud crear un recuerdo de un abuso sexual.

  • 1. La terminología correcta sería hipótesis y no teoría, ya que teoría es un explicación bien comprobada. Hipótesis, en cambio, no ha sido verificada y es un termino que ajusta mejor a esta "teoría".
  • 2. Y me refiero a casos individuales aquí. Un solo caso bastaba a Freud para establecer una teoría.
  • 3. No es que este mal usar inicialmente una teoría ad hoc, si esta es luego fundamentada apropiadamente con evidencias empíricas. O sea si esta se convierte en una hipótesis que luego deberá ser verificada. El problema con Freud es que estas hipótesis ad hoc viene a cubrir agujeros en la teoría y estas nunca son reemplazadas o justificadas, si no que la simple coherencia teórica era suficiente para Freud para aceptarla y agregarla a su edificio teórico. Si suena plausible pues debería ser cierta, pareciera ser la lógica de estos movimientos en Freud.
  • 4. Hoy en día esto aun sucede con los psicoanalistas actuales.
  • 5. Carta a Fliess del 21/9/1897 - El resaltado es mío.
  • 6. Esto lo ha visto un par de veces en sus escritos. Su prioridad esta en la teoría más que en los pacientes. Por ejemplo, en el inicio del caso Little Hans (Juanito) hace toda una introducción donde explica que la exposición de ese caso esta motivada para defenderse de las criticas de que los niños no tiene la sexualidad que él marcaba. Así exponiendo el caso de un niño real, y no una exposición de sus reconstrucciones e interpretaciones de los recuerdos de los adultos, podría acallar esas criticas.
  • 7. Idem
  • 8. El resaltado es mío.
  • 9. El resaltado es mío.
  • 10. Idem
  • 11. Carta a Fliess del 31/5/1897 p.267
  • 12. Op. cit.
  • 13. El resaltado es mío.
  • 14. Idem
  • 15. O bien debería serlo.
  • 16. Al descubrir esta frase faltante en la edición de Kris no puede dejar de preguntarme si se estará refiriendo a algún asigno de abuso sobre sus hermanas o sobre él mismo. O quizás se refería a ambos.
  • 17. Editada por Jeffrey Masson.
  • 18. O del crepúsculo, como sentí citarla.
  • 19. Se puede ver más en detalle esta en una entrada anterior. Sigmund Freud , carta a Fliess 31/5/1897
  • 20. Op. cit
  • 21. En una carta anterior Freud se encuentra con un caso de una mujer que sin presión y ninguna sugestión recuerda el abuso de sus padres, por lo menos es lo que Freud relata. En la misma carta se ve cierto desprecio, o desden, de Freud por un diagnostico bastante esperable de histeria.
  • 22. Sándor Ferenczi, un psicoanalista contemporáneo a Freud, mantuvo una critica similar manteniendo la idea básica de teoría de la seducción, o sea reconociendo la existencia de abusos reales. Este trato realmente de dar un paso hacia atrás en la teoría tratando de volver a la teoría de seducción cuando las fantasías inconscientes se impusieron en la teoría psicoanalítica.
  • 23. Sigmund Freud Análisis fragmentario de una Histeria 1901 [1905]. En Obras Completas Editorial Biblioteca Nueva, 1º edición, [1996] p.978
  • 24. Aquí se puede ver un caso donde puede haber un abuso sexual de algún tipo y es menospreciado por Freud como una fantasía
  • 25. Aquí se puede ver un ejemplo actual de este tipo de pensamiento.
  • 26. Op. cit.

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