El flato de Eichmann

Es conocido que Freud ha falsificado algunas cosas. Freud ha dicho cosas como no eran, o habían sucedido. Es raro, pero me acaba de pasar algo así con un profesor. Un profesor contó una historia y resulto no ser cierta. Todo por no investigar a tiempo. Aunque de verdad poco me intereso la historia en su momento. Pero ahora con la investigación para la serie El autismo y el muselmann me topé con la verdad de la historia. Hasta que uno no investiga no se da cuenta de lo que esta pasando realmente. Esto viene así.

Ya hable de este profesor en su momento. Mucho carisma y simpatía, pero de creencias muy criticables. Lo siento, pero debo volver a hablar de él. Es algo que no termino de sacar de mi sistema. Muchas cosas de lo que hablar. Los dichos de este profesor sobre los muselmann y su relación con el autismo fueron los que me llevaron a decidirme a escribir la serie El autismo y el musselman. Hay una escena que relato que quedo en mi memoria. Durante una de las clases nos relata algo de la captura de Adolf Eichmann en Argentina. Esto estaba enlazado con el problema de los muselmann y el autismo. Pero una escena que relato, y el como la relato, quedo en mi memoria.

La versión de mi profesor

Eichmann fue un jerarca nazi encargado de la logística de los campos de exterminio. Esto significa que su oficina era la que administraba los recursos del exterminio. Si un tren salía hacia un campo de exterminio, la oficina de Eichmann se había encargado de disponerlo para la tarea. Se encargaba de conseguir el tren y ponerlo a disposición para llevar personas a los campos. Prácticamente, todo el holocausto paso por su oficina. Era el oficinista, o burócrata, que se encargo del exterminio. Luego de la guerra escapa, casualmente, hacia Argentina.

Aquí el profesor relato algo de su captura y de como era casi 'hollywodesca'1. Eichmann fue identificado por un vecino judío, que lo reporto a Israel. El Mossad inicia una operación para secuestrarlo y llevarlo a Israel para ser juzgado. Los agentes del Mosssad logran su secuestro, pero deben pasar unos cuantos días antes de poder sacarlo del país. Pasan unos 10 días junto a Eichmann. Al parecer, existía una regla de no conversar con el capturado, sin embargo, Peter Malkin, miembro del grupo de secuestrar a Eichmann, rompió esta regla y hablo con él.

Estos últimos detalles no son reflejados por el relato del profesor. Su relato nos pone en un momento particular de su captura. Relata que Eichmann nunca se arrepintió de nada mientras hablaba con los miembros del Mossad que lo capturaron. Pero hubo un momento en particular donde si lo hizo. Según el profesor, los agentes estaban ordenados a no dejar a Eichmann ni un momento a solas. No es difícil ver el porque de esta orden. Era tal la importancia de Eichmann que perderlo hubiera sido una perdida inmensa. Seguirlo en todo momento evitaría que Eichmann pudiera suicidarse. No estoy al tanto de esta regla en su captura, pero es fácil suponer y creer que tal regla existió. Los capturadores seguian a a Eichmann hasta en el baño mientras hace sus necesidades. Aparentemente, según el relato de mi profesor, Eichmann va al baño y sentado en el inodoro, haciendo lo suyo, este se disculpa con su captor que lo vigilaba. Según una entrevista, Peter Malkin era el que lo cuidaba en ese momento.

El profesor no dejó pasar la oportunidad de introducir algo de Psicoanálisis aquí. Eichmann era conocido por meticulosidad de su tarea. Su tarea era lo más importante y cumplirla su máximo objetivo, por lo que la hacía con la mayor minuciosidad, hasta el mínimo detalle. Esta personalidad de Eichmann encaja a la perfección para mi profesor. El Psicoanálisis freudiano indica que este tipo de personalidad proviene de un retentivo anal, alguien que obtiene placer en retener las heces. Esto produce una personalidad por extremo ordenada y obsesiva, justo como la de Eichmann. El que este justamente pidiera perdón, sentado en el inodoro yendo de cuerpo, mostraba la verdad del razonamiento de Freud. Mostraba como este obsesivo se desmoronaba cuando se veía vencida su obsesión al cagar. Era un caso más que verifica la teoría psicoanalítica. Lo que el relato implicaba era que Eichmann en ningún momento se doblegó frente a sus captores, que nunca tuvo vergüenza, o culpa alguna, por sus actos; solo en el inodoro mostraba esa culpa y arrepentimiento, claramente relacionado, o disparado, con el acto de defecar. Esta era lo que rescataba el relato de mi profesor y es lo que me dejo pensando. ¿Realmente podía ser así?

Llegue a pensar una alternativa. Podría ser cierto lo de la disculpa, pero podría deberse al estar desnudo y sentirse más indefenso frente a sus captores, lo que lo lleva a bajar la guardia e identificarse con sus captores en su sufrimiento. Esto podría explicarse, claro esta, por el Síndrome de Estocolmo. Todo esto quedo en un rincón de mi mente. No tenía, en aquel momento, ningún elemento para soportar mi hipótesis. Al crear el primer articulo de la serie El autismo y el musselman tuve que ponerme a investigar el holocausto. Con una posterior revisión del texto me topo con que lo que el profesor contaba no era cierto, pero lo que yo pensaba también resulto ser falso.

La versión de Peter Malkin

Según la entrevista a Peter Malkin los sucesos fueron algo diferentes. La regla de no hablar con él era cierta.

Durante el cautiverio, sólo una persona del comando tenía autorización para hablar con Eichmann, un interrogador llamado Hans. Sin embargo, Malkin no pudo resistir la tentación de dialogar con el nazi, de tratar de indagar qué había en la mente de un hombre capaz de mandar a millones de personas a la muerte. Pero, en realidad, quien rompió el silencio fue el propio Eichmann. ”El me preguntó, ¿Ud. es el hombre que me capturó? ¿Cómo lo sabe?, le respondí. Nunca me voy a olvidar que me dijo Uno momentito, señor. Me acuerdo de su voz”, dice Malkin que le respondió Eichmann. ”Eso abrió el camino para que pudiéramos hablar. [...]

Peter Malkin fue el que físicamente capturo a Eichmann y lo metió en el auto que lo llevaría a su lugar de detención en Argentina. Fue el primero en tocar a Eichmann. Un dato curioso es que tenía tal repulsión a tocar a Eichmann que se compró unos guantes exclusivamente para agarrarlo y tocarlo.

A continuación, Malkin siguió diciéndole: ”Quiero preguntarle por su hijo, con el que le he visto jugando, lo he visto abrazado tantas veces. ¿Por qué él está vivo, mientras que el hijo de mi hermana, que tenía los mismos ojos azules y cabellos rubios como su hijo, está muerto?”. Entonces, según cuenta ahora el entrevistado, Eichmannn le respondió: ”El era un judío, ¿no? Ese era mi trabajo. ¿Qué podía hacer yo? Yo era un soldado. También usted es un soldado. Usted me vino a capturar. Está siguiendo una orden”. ”No puede comparar la orden que me dieron a mí con la suya”, respondió Malkin. ”Yo no maté a nadie, sólo fui responsable por el transporte de la gente”, retrucó el secuestrado. ”Pero ¿adónde los llevaste?, a los campos de concentración, a sus muertes. Había mujeres, niños, mi hermana, sus hijos. ¿Esos eran sus enemigos?” Malkin recuerda que a Eichmann se le iluminaba el rostro cuando hablaba de Adolf Hitler. ”Para él era un dios. Me dijo que Hitler había cambiado la vida de los alemanes, les había devuelto el honor. Pero a él no le gustaba Himmler u otros jerarcas. Decía que éstos se habían escapado sin terminar su trabajo. En cambio, él se jactaba de haberse quedado hasta el último momento de la guerra. Para él, su tarea era lo más importante.

Esto es una muestra de la personalidad de Eichmann de la que hablábamos antes. La entrevista nos muestra luego que sucedía en el baño cuando lo acompañaban.

Sonríe también al recordar que Eichmann se negaba a ir al baño. Sólo lo hizo cuando le dieron la orden, en tono militar.

Todo hasta aquí parece concordar con lo que mi profesor relataba. Pero nada de todo eso es relevante para nada, porque su perdón no era un perdón por el holocausto.

Entonces, a cada una de sus flatulencias, pedía perdón avergonzado. ”El nunca pedía perdón por nada. Nunca reconoció su culpabilidad de nada. Nunca dijo lo siento por lo que le hice a tu hermana. Sólo pedía perdón por lo que sucedía en el baño2”.

El profesor se equivoca con lo que dice, o pretende insinuar. Eichmann nunca se doblegó frente a sus captores. Nunca tuvo un arrepentimiento por sus acciones que llevaron a la muerte a 6 millones de personas. Nunca se arrepintió de una sola muerte. Eichmann era un burócrata en todo el sentido de la palabra. ¿Obseso? Posiblemente, pero una sola escena no es suficiente para 'diagnosticarlo', y menos con un análisis fuera de lugar, 'salvaje' como Freud lo llamaba, como mi profesor realizo. Eichmann siempre se mostró extremadamente leal a su trabajo. Para él el trabajo asignado a él y realizarlo era lo más importante. Lo más probable es que fuera un fanático nazi, y, como algunos mencionan, un antisemita igual de fanático. Posiblemente, el ser un excelente oficinista al cumplir con su tarea haya sido la forma de cumplir con su deber al Reich y su Führer.

Mi enojo al descubrir esta entrevista y ver como la versión de mi profesor era incorrecta me hace volcarme a escribir y dejar constancia de ello. Me hace recordar mucho al estilo de Freud esto. Muchas de las cosas que relataba eran incompletas, incluso ambiguas, lo que dejaba que él escucha de sus dichos hiciera todo el trabajo de verificar lo dicho y darle coherencia si no la tenía. En este caso el "perdón" de Eichmann nunca fue por sus actos, si no por sus flatos. Al no mencionar esto el profesor deja que el que escucha suponga que era por sus acciones en el régimen nazi. Siempre este movimiento deja al psicoanalista listo para argumentar que nunca él dijo tal cosa. Es por esto que el conocimiento científico tiene como cualidad el ser lo más claro posible. No dejar nada a la mala interpretación; cosa que no se da muy a menudo en la Facultad de Psicoanálisis. Y este de como eso hace creer que Freud fue un genio y que hasta los casos más extremos él pudo resolverlos genialmente. Un ejemplo más de como la Facultad impulsa un sutil adoctrinamiento.

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