Sigo siendo un ingenuo esperanzado. Sigo esperando encontrar algunos indicios, cuando menos, que me digan que no todo esta perdido en la Facultad de Psicoanálisis. Y esta ingenuidad me ha hecho pasar un mal día ... intelectualmente hablando. Bastante decepcionado y algo perplejo. Así que vamos con algo de catarsis. Vamos descargar algo de un mal día intelectual en la Facultad de Psicoanálisis. Quizás haya sido el inicio de una etapa con menos ilusiones ... pero con más decepciones. Seguro con esto ganare algunos comentarios, y solo diré a mi defensa: Es mi versión de los hechos, y nada más ... Vamos con dos partes como toda materia en la Facultad. Vamos con una parte de teóricos y vamos con una parte de Prácticos.
Aun quedo perplejo por esto ...
Quizás la mayoría de los lectores conocen el experimento de Milgram. Es algo de lo que un estudiante de psicología debe hablar en algún momento. Yo diría que es algo ineludible el saber de él. no voy a entrar en detalle sobre el experimento. Se lo puede leer en la Wikipedia. Pero en resumidas cuantas trata de lo que los seres humanos son capaces de hacer bajo ordenes. A través de un experimento 'falso', se le pide a una persona que le de toques eléctricos a otra persona. Se le pide que participe en un experimento donde debe electrocutar, con un voltaje creciente a otra persona para castigar por errores en una pequeña prueba de memoria. Más de la mitad de las personas, un 66% de las personas para ser exactos, son capaces de administrar toques eléctricos, que van desde los 15V(oltios) a los 450V, otra persona solo porque un experimento así lo requiere. Realmente, muy pero muy pocas se niegan a participar. Un increíble mayoría no tiene problema de hacerlo. Un alarmante 66% de las personas son capaces de seguir hasta un voltaje de 450V. Muchas lo siguieron haciendo a pesar de saber que el que recibe la electricidad ya no respondía, no daba señales de estar consciente. Algo así como patear a alguien caído e inconsciente. El 66% de las personas es capaz de esto ...
Claro que todo esto tiene un truco. El que recibía la electricidad, en realidad, nunca la recibía. Todo era montado para que la persona que administrabas estos toques pensara que realmente lo estaba haciendo. Así que tenemos solo a alguien, frente a un grupo de controles con voltajes de 15V, 30V, 45V y así hasta los 450V, que cree que realmente esta aplicando electricidad a otro ser humano, solo por tener que seguir con el experimento. Esta es la imagen que quiero que retengan en su cabeza. Alguien que sistemáticamente esta torturando otra personas, pero que lo hace bajo ordenes. Esta persona esta desempeñando, y bastante bien, el papel de torturador. En todo momento estos participantes tenían la opción de abandonar el experimento. Creo que ninguno se fue sin aplicar cuando menos 100V, y todos lo hicieron con bastante trabajo por tener que enfrentarse al experimentador.
Este experimento viola algunos de las normas del código de ética que rige la profesión del psicólogo. Cuando fue realizado no habían estos códigos o esto permitían el experimento. Hoy en día esto no puede repetirse de la misma que Milgram lo hizo sin romper lo códigos de ética actuales. Este es el interés que la cátedra de Ética tiene sobre este experimento. Hace un par de años se realizo una experiencia similar, pero con unos parámetros diferentes, pero que de igual menare seguía haciendo valido al experimento en comparación con el de Milgram. Se realizo la experiencia de nuevo pero de acuerdo a los códigos de ética actuales. ¿Los resultados? Idénticos resultados. El 66% de las personas aun es capaz de torturar a otra persona si una autoridad se lo exige.
En la clase se no comenta que hay una experiencia de Milgram pero que se hizo para televisión. No habían psicólogos involucrados, lo que hacia irrelevantes los códigos de Ética allí. Se replico el experimento pero con los parámetros originales para la televisión. Las luces del aula se apagan y la profesora nos pone un fragmento que muestra esta experiencia televisiva. Aquí lo que me deja perplejo y que no puedo entender por que sucede. Una de las escenas de la pantalla muestra a la persona que aplica las descargas debatirse entre el hecho de estar lastimando a una persona y la exigencia que la experiencia debe seguir. Expresa su desacuerdo con el experimento, pero se lo presiona con poco para seguir. Lo que escucho aquí, al ver a esta persona torturando sistemáticamente a otro ser humano, fueron risas. ¡Se escuchaban risas! Y no solo en esa parte si no en varios puntos del vídeo que nos mostraba la profesora. Eran puntos donde se veía luchar a la persona luchar contra el deseo de no hacer daño y la necesidad de continuar con el experimento.
Realmente no se como interpretar esta. No se que significara, pero no puedo dejar de pensar que muchos alumnos no pueden dejar de lado sus emociones y tratar de cerca algunos problemas. Durante las clases de psicopatología una compañera no podía entender como alguien realizara acciones que parecen por fuera de lo que ella consideraba lógico. Específicamente, hablaba de un capitulo de la serie House, donde el protagonista se operaba a si mismo de unos tumores en su pierna. Lo que la compañera no podía elaborar es que hubiera alguna lógica detrás de esto. No podía admitir que su lógica era diferente. No era necesario que la compartiera, pero debería de poder comprenderla. Debería poder quitarse el prejuicio que su lógica era lógica que bien sería universal. su sentimiento era de rechazo hacia lo que hacia, y más en profundidad a que alguien pudiera pensar de esa forma para realizar tales actos. Y lo que me llama la atención es que pareciera que ninguno llegaría a sostener una lógica que lo llevara a operarse a si mismo. Reconozco que lo que expresaba lo expresaba mas desde el sentimiento que de la razón. La escena de House sacándose tumores de la pierna, le había producido cierto rechazo del que no podía salir. ¿A que voy? Es que parece pensar como una inmunidad que ella tenia a pensar de la misma forma. Una especie de falacia de excepción... El experimento se relaciona con eso.
Según los resultados originales del experimento de Milgram, el 66% de las personas son capaces de torturar a otro ser humano si una autoridad se lo ordenase. La conclusión que cualquiera puede sacar de esto es bastante espeluznante. No es difícil hacerlo. Ese 66% no se refiere al 66% de las personas en el experimento, si no que se concluye a partir de ese datos que el 66% de las personas en la totalidad son capaces de infligir daño físico a otro ser humano solo por acatar una autoridad. La mayoría de los lectores seguramente viajan es autobús, o quizás en tren, a sus lugares de trabajo diariamente. Pues bien, el 66% de esas personas lo pueden torturar a uno si una autoridad se los ordena. Esa persona con la que comparte el viaje tiene el 66% de posibilidades de convertirse en su torturador personal, y no sentiría remordimiento por ello. Solo habrá cumplido ordenes.
Pero esta no es la parte más espeluznante. Ese 66% de las personas lo incluye a uno. No hay nada que nos garantice no estar dentro de ese funesto 66%. No hay nada que evite que nos podamos convertir en un torturador. No hay nada que nos asegure que no dañaremos a otro ser humano si una autoridad nos lleva a ello. No somos la excepciona a la regla. De hecho, nadie es la excepción. El considerarse ajena a estas situaciones no es más que una falacia. Usted y yo quizás podemos encontrarnos de una lado y del otro de una escena de tortura. Y nada nos dice de que lado de la ecuación estaremos dado el caso. Nada nos asegura que no seamos la víctima, y menos que no seamos el torturador. ¿Todo esto es para reír? El tema no me saca risa alguna, si no que se me hace preocupante. Uno debe recordar esto siempre y no creerse la excepción. Luego, cuando cae atrapado en una situación así, se apela a al excusa que muchas han usado una y otra vez durante toda la historia humana: "Yo solo cumplía ordenes ... "
Hay una verdad indubitable que cualquier estudiante conoce por experiencia: hay profesores y profesores. Es algo que difícilmente un estudiante puede refutar de alguna forma. Es claro que no todos son iguales. Los profesores son cultores de diferentes estilos pedagógicos. Algunos hacen amenas las clases, otros hacen que sus clases sean experiencias somnolientas que culmina en preguntas como ¿por que estoy aquí? Otros son decentes profesores, profesores promedios, pedagógicamente hablando, claro esta. Hay para todos los gustos. Pero no es el estilo lo que me preocupa, si no su devoción por pensar los temas que ellos mismo dan. Digamos el interés que ponen a los mismos temas que enseñan. No me refiero al interés de enseñar a sus alumnos, si no al interés que ponen en pensar con sus alumnos los temas, y no solo eso. Me interesa el énfasis que tiene al tratar algunos temas por fuera de su programa de enseñanza. Me refiero a esos profesores que están dispuestos a discutir o debatir alguna idea más allá de vista al parcial. Hay profesores con los cuales uno se puede llevar algo más que la nota de aprobado. Me encanta cuando me presentan problemas interesantes, que me incitan a pensarlos más allá de la misma Facultad. Y no me importa si eso tiene relevancia para el parcial o no. También me encanta que con esto profesores uno se les puede presentar una idea propia y cotejarla contra ellos, saber su opinión. Con estos profesores me es imposible dormirme. Lamentablemente son escasos.
El remate de este mal 'día intelectual' fue un profesor que ha caído de la estima que le tenía. En la primera clase de prácticos, este profesor me pareció un tipo simpático, amigable y dispuesto a discutir ideas. Me pareció un tipo que podría tener algunas ideas interesantes y estar dispuesto a discutirlas. Yo aun considero a las universidades como centros del pensar. ¡Si! ¡Lo se! Soy un ingenuo. Y encima, soy un ingenuo esperanzado. Considero que si las Facultades ahora no son lugares para pensar algún día podría volver a serlo1 Y con esta idea en mente, no dejo de pasar la oportunidad de ir a un profesor y transmitirles mis dudas o inquietudes. A veces, uno puede llevarse una idea valiosa a casa por solo preguntar, o aprender algo nuevo, o ver algo viejo con nuevos ojos, o mejor aun, darse cuenta que se estaba equivocado en algo. Entonces imaginen mi animo al encontrar un profesor con el que quizás podría discutir y hasta llevarme quizás una idea para masticar en casa, algo así como un hueso intelectual al que clavarle los dientes2. Pero acabo de darme cuenta que le estoy ladrando al árbol equivocado.
En reiteradas ocasiones, al final de las clases me he acercado con dudas, criticas y preguntas a este profesor. Debo reconocer, como me planteo el mismo profesor en una ocasión, yo hablaba al final de la clase. Lamentablemente, la clase es la ultima de la franja horaria, o sea bastante tarde. Ciertamente no es el mejor horario, pero es el único que tengo para hablar con él. Antes de la clase, seria detener la clase en temas relacionados pero que no están del programa. Otro motivo de más importancia, es que el profesor parece venir solo a esta clase. Además, las criticas las prefiero hacer personalmente, y ver en el acto si no me equivoco al hacerlas. Ahora bien, la cátedra tiene una pagina donde, dentro un foro, se puede llevar discusiones. Hay una entrada mía en este foro sobre un tema que me preocupaba, pero ahora lo borre. antes de borrarlo seguía intacto sin respuesta alguna. ni siquiera para preguntar '¿de que hablas?' al menos. Debido a esta posibilidad de charlar el tema que no rindió frutos, empiezo a pensar que el que me haya marcado que yo pregunto a esas horas de la noche no ha sido más que una excusa para sacarse de encima a un preguntón inoportuno.
Durante mi estadía en la Facultad de Filosofía mi experiencia con un profesor fue bastante diferente. Mientras cursaba Lógica llegue me comportaba de la misma forma. Por aquel momento indague si era lógicamente posible mantener una teoría como la que sostiene las formaciones reactivas. Era un intento de formular de forma lógica el pensamiento de las formaciones reactivas. El profesor se presto amablemente a hablar conmigo de la idea que planteaba. Lamentablemente, el profesor no estaba muy al tanto de los desarrollos psicoanalíticos o de preocupaciones epistemológicas, pero no dejo de transmitirme su duda y algo de asombro cuando relate el pensamiento que sostiene estas formaciones reactivas. Luego de la charla con él, pude sacar una o dos cosas que me sirvieron y de hecho aun vuelvo a pensar de tanto en tanto. No recuerdo si fue en ese momento o en otro cuando este profesor me relato la relación que tenia con un profesor suyo. Lo que no recuerdo si era cuando era estudiante o ayudante de algún cátedra. Este profesor le pedía regularmente quedarse algo después de clase. Este profesor de mi profesor de lógica lo usaba a él para poder charlar y discutir algunas ideas. Le decía que lo ayudaba a pensar. Aquel profesor se servía de mi profesor de lógica para contrastar y discutir algunas ideas que tenía en la cabeza. Sinceramente esta es una imagen que envidio muchísimo. Quizás debido a esta experiencia, mi profesor de lógica me estaba prestando su oído. A esto es lo que me refiero que hay profesores y profesores. Hay profesores que le agrada pensar y razonar más allá de su programa de temas, y a otros no.
Volviendo a mi profesor de Ética, una de sus respuestas que recuerdo fue cuando yo le hablo de algunas ideas que me surgieron sobre el tema de dilemas éticos. Me recomienda un autor, pero también me dice que muchos han pensado antes que yo lo que yo quería pensar. Aún no comprendo esta respuesta. Más bien no comprendo por que alguien puede sostener esto. ¿acaso todo esta descubierto? ¿Acaso todo ya esta pensado y no necesitamos pensar más? ¿O quizás debo dejar que otros piensen por mí? ¿O quizás crea que son temas que no merecen la pena pensar por fuera de las aulas, aun cuando el mismo este impartiendo clases sobre ellos? Yo solo necesita algo para guiar mi pensamiento, pero en cambio logre un desaliento de su parte. Solo necesita un hueso, y recibí un golpe en la cabeza con un periódico enrollado. Ahora, al escribir esto me doy cuenta de la ironía de todo esto. El profesor había enseñado la paradoja de Russell. Esta paradoja puso en jaque todo el sistema lógico que había armado Frege. Una simple idea desarrollada por un adolescente de 19 años mostró lo contradictorio del sistema de Frege. De un solo golpe todo el edificio lógico de Frege cayo. Una simple idea ... No me la doy de Russell3. Poco importa mi persona. Soy alguien más. Pero creo que la idea que presente merece ser pensada un poco al menos. No hay ideas pequeñas. Una pequeña idea puede ser muy importante, como puede que no. Solo pensándola uno puede darse cuenta de su alcance4.
Lo que me hizo ver mi propia ingenuidad ha sido una mirada que me pareció captar al hablar con mi profesor. Durante la ultima clase se cito al falsacionismo. Mi critica fue que estaba mal explicado. No era lo que aplicaba en el caso que plateaba. Se estaba confundiendo la posibilidad de refutación con la refutación misma. El falsacionismo no habla de que deba refutarse una teoría, si no que habla de que debe existir la posibilidad de hacerlo. La conclusión de esto fue el buscar el caso que refuta y no los que confirman. aun si fuera aplicable, para el caso no lo era. Era un vuelta a montar la experiencia de Milgram. No era un experimento que buscara explicaciones alternativas, si no que volvía a ponerse todo el experimento de nuevo, sin grandes cambios5. Además, el falsacionismo no rige por entero toda acti¡vidad científica. Muchos han criticado este mirada, no falsacionista, si no refutacionista. La falsabilidad es un criterio de demarcación del conocimiento científico. Una conocimiento infalsable no puede ser nunca un conocimiento científico, pero esto esta lejos de ser una filosofía que rige todo el saber científico. Quise marcar algo de esto lo mejor que pude en el poco tiempo que disponía y que podía obtener del profesor. Como dije, soy un ingenuo esperanzado que espera tener una buena conversación, y parece que logre solo molestarlo. Hubo un gesto, quizás una mirada, hubo algo en su expresión que hizo salirme de mi ingenuidad. Me detuve, lo deje seguir su camino y seguí mi camino pero con una mala sensación. Decepción, algo de tristeza y algo de desesperanza. No todo profesor tiene vocación por las ideas. Algunos solo se contentan con seguir el guión. Les alcanza para vivir intelectualmente tranquilos. Por el momento, al profesor, creo que solo me dedicare a dejarlo tranquilo sin mis preguntas ... No hay razón para seguir incomodándolo. Solo me queda escribirlo aquí para recordármelo luego: No juzgues el libro por la tapa ... Nunca.
Hecha la catarsis, quizás así me pueda dedicar, con la cabeza más despejada , a otras cosas más interesantes.
- 1. Si, soy terriblemente ingenuo. Pero es lo que hay ...
- 2. ¡Ey! Incluso hasta pudiera tener algo de carne ese hueso! :-D
- 3. Digo esto antes que aparezcan los comentarios que de seguro aparecerían sin esta aclaración.
- 4. Aun me encuentro pensándola y desarrollándola, pero claro que sin ayuda de la cátedra. Cuando termine de seguro la publicare aquí y de seguro la haré llegar a la cátedra. aunque no creo que reciba nada de su parte. Empiezo a pensar que no les da muy bien las criticas a la cátedra.
- 5. El interese de la cátedra en este caso estaba en los cambios que se tuvieron que hacer para poder desarrollarlo bajos los códigos éticos que hoy rigen y que no regían en la época de Milgram.
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