Manuscrito J: Una segunda mirada

Era común que Freud enviara a su amigo Fliess detalles de sus ideas, bosquejos de sus escritos técnicos o análisis de casos clínicos junto con sus cartas. Estos escritos adjuntos se conocen como los Manuscritos. Algunos de estos son estudiados en la Facultad de Psicoanálisis, obviando el hecho que son versiones preliminares de trabajos de Freud. No son textos terminados. Con la adquisición de la edición sin censura de las cartas a Fliess me tope con el Manuscrito J. Algo que podemos observar a través de este manuscrito es la represión sexual de la época. Podemos verla reflejada en el desconocimiento sexual de la paciente. Así que hoy la juego, un poco, del lado contrario :-). Me propongo realizar una segunda mirada del caso. Volvemos a hablar de sexo. Así que considérese advertido, por si no quiere seguir leyendo.

La fecha del Manuscrito J1 esta indeterminada. Parece que fue escrito entre principios de 1894 y finales del 1895, época de el primer gran texto de importancia en la obra de Freud Estudios de la Histeria. Comienza con los datos de la paciente y del ataque sufrido. La paciente es identificada como la Señora P. de unos 27 años. Recientemente casada hace tres meses con un viajante, que la tuvo que dejar sola a las pocas semanas de casados; y su ausencia ya llevaba varias semanas. La mujer lo extrañaba y "penaba por él" según Freud.

Para matar el tiempo, cantaba acompañándose con el piano, cuando de pronto se sintió mal del vientre y estomago, la cabeza le daba vueltas, opresión, sentimiento de angustia, parestesia cardiaca; creyó que se volvía loca. [...] No obstante, ese estado pasó pronto.

La paciente pensó también que podría estar envenenada por unos hongos que comió junto con unos huevos esa la mañana. Pero un suceso posterior es, al parecer, el que la lleva a consultar a Freud.

Al día siguiente, la muchacha de servicio le contó que una señora que vivía en el mismo edificio había enloquecido; desde entonces no la abandono la idea obsesiva angustiosa de que también ella se volvería loca.

Luego de reunidos estos datos iniciales interroga un poco más a la paciente. Obviamente, el caso, para él, debe estar relacionado a la sexualidad. Partiendo de la siguiente hipótesis, el interrogatorio seguirá por esa linea.

Yo espero lo siguiente: Sintió ansia por su marido (o sea por el trato sexual con él), y en ese momento tropezó con una idea que excito afecto sexual [...]

Este pensamiento debió a ver disparado la defensa y establecido "un enlace falso o sustitución", según relata. Y esta es la idea que perseguirá en este caso. Básicamente, una idea que produce un malestar en el sujeto es reprimida, o sea expulsada de la conciencia hacia el inconsciente y mantenida allí, pero la 'energía' que esta idea provoca es descargada mediante un síntoma, como puede ser un dolor o un estado de angustia.

El ataque tuvo lugar, según la paciente, mientras cantaba el aria Carmen. Freud interroga a la paciente, tratando de rastrear el pensamiento que llevo al ataque. Nótese el cierto mecanicismo que Freud le otorga al psiquismo. Una simple asociación de ideas puede derivar en un ataque, prácticamente sin mediación de la voluntad del sujeto. Así que indaga que parte cantaba para ver que ideas surgieron de la letra del aira. Pero ante la pregunta de que pasaje fue el que cantaba cuando se produjo el ataque, la paciente no sabe responder. Allí Freud aplica su método de presión. La paciente indica que fue después de terminada la canción. Freud teoriza que alguna idea expresada en el aira excito algún recuerdo y se mantuvo en la paciente aún después de haber terminado de cantar, ajustándose a la nueva situación. El método de presión arroja dos palabras: marido y ansia. Esto es interpretado por Freud, tras un 'esforzar' de su parte, como ansias de ternuras sexuales, y concluye que su ataque "no fue más que un estado de efusión amorosa".

Sin duda que hubo algo más, una sensación en el bajo vientre, un espasmo y ganas de orinar. - Ella lo corrobora; la insinceridad de las mujeres empieza con omitir ellas de sus estados los síntomas sexuales característicos. Por lo tanto, fue efectivamente un polución.2

Me voy a detener un instante en la parte de la insinceridad. Es difícil saber que es lo que pretende decir Freud con esa frase. Parece más bien un prejuicio que una conclusión razonada. Freud viene buscando algo sexual de entrada y sin dudarlo. Entonces, ante la negativa de la paciente, la acusa de insinceridad, pero lo hace en general para todas las mujeres. Puede que a primera vista le haya parecido así, pero justamente estamos viendo la reinante represión sexual de la época, entonces no parece que sea insinceridad, si no más bien pudor o vergüenza. No niego que haya sido una polución, pero a partir de la insinceridad no es posible afirmarlo, como parece decir este párrafo. Esta conclusión se deriva de los 'síntomas', y no de que la mujer no sea sincera. Además ¿como saber si no es sincera sin tener antes la verdad del caso? La conclusión, me parece correcta, pero los argumentos para alcanzarla no.

El manuscrito esta divido en dos partes. La primera son los datos del caso. La segunda parte es el razonamiento de Freud que intenta dar con una explicación de los mecanismos del "ataque". No entrare en esta segunda parte. Simplemente, se dedica a rastrear y enlazar entre si un par de sucesos y eventos en la vida de la paciente. Trata de algunas ideas y como se derivan, vía un camino asociativo, hasta un ataque; o sea hasta una defensa contra la idea desagradable. Trata en resumidas cuentas de plantear todas la ideas posibles que pudieran derivar en el ataque y la angustia. Requería el doble de esfuerzo escribir sobre esta parte; pero además no tiene mucha utilidad para lo que quiero mostrar. Ver como la represión sexual esta allí. Y dicho sea de paso, como Freud puede pasar por alto explicaciones sencillas en pos de una profundización innecesaria.

Volvamos a la conclusión de Freud sobre el ataque: "fue efectivamente una polución". No hay muchas dudas que se puedan presentar aquí. La cabeza mareada, una cierta angustia, una opresión, sensaciones en el bajo vientre y estomago. Si, fue un acto sexual. ¿Pero fue una polución? ¿Un acto de cierta pasividad? Ya me explicare sobre esto. Es claro que lo que sintió la mujer había sido un orgasmo, y al parecer bastante intenso. Aquí vemos claramente la represión sexual. Aún con 27 años la mujer no lo pudo reconocer como tal. No era virgen ya que declaro mantener relaciones sexuales con su marido, y, como bien hizo notar Freud, tenia "ansias de ternuras sexuales", pero el sexo marital parece que no era placentero. Ante la interrogación de Freud, la paciente da un detalle sobre su relaciones sexuales. El orgasmo es muy posible que nunca apareciera con su esposo.

Pero ella sólo indica indica que todo el tiempo ha tenido miedo de los dolores que el comercio le causaba, pero que el ansia ha sido mucho más intensa que la angustia ante los dolores.

También es de suponerse que habría llegado virgen al matrimonio. De paso, veremos que Freud no era el único que pensaba en la sexualidad como un factor importante en las afecciones nerviosas. Freud no ha sido el primero ni el único que compartía esta opinión. En la segunda parte hay un dato que puede indicar la virginidad.

Que por largo tiempo no había sido desflorada, lo cual le fue corroborado por su profesor Chrobak; que atribuía a ello sus estados nerviosos y por eso deseaba que aconteciera.

A pesar de cualquier situación anterior, la mujer no pudo identificar un orgasmo cuando lo tuvo. Es interesante ver como una mujer casada de 27 años no haya podido identificar un orgasmo como tal3. El desconocimiento sexual de su propio cuerpo es enorme, llegando hasta temer por su salud mental confundiendo el orgasmo con una desorden mental. Ahora bien ¿fue pasivo todo esto? Aquí es donde la represión sexual y los prejuicios de Freud lo ciegan.

El termino polución indica cierta pasividad. Esta pasividad va acorde con la imagen de la mujer de esa época. También va de acuerdo con la idea que Freud esgrimió en toda su carrera: la pasividad de la sexualidad femenina. La polución como tal es un hecho pasivo. No interviene en él ningún aspecto de la voluntad del paciente. Freud ni siquiera menciona la posibilidad que no haya sido un acto pasivo. No puede suponer que una mujer casada pueda transformarse en un ser activo y tomar las riendas de su sexualidad entre sus manos4.

¿Como sostener que esta polución fue producto directo de la voluntad de la paciente? La mujer llevaba varias semanas sin relaciones sexuales. Ella misma relata que sus ansias eran intensas, aún a pesar de los dolores que el comercio sexual le daba, lo que parece tener un animo fogoso y poco miedo a la experimentación. La mujer pasa su tiempo tocando el piano para matar el tiempo, presumiblemente, hasta la llegada de su marido. La mujer había de terminado de tocar el aria y sus manos estaban libres. Su animo, pudo haberse excitado con la letra del aira, como supone Freud, solo que no tan mecánicamente inconsciente y que la polución fuere efecto de ello de una idea inconsciente. Puede que en cierto momento, guiada por la curiosidad y ansias sexuales, ella haya decidido experimentar algo prohibido como la masturbación, y de allí que se desprenda la culpa que parece sentir la mujer.

Ahora, ¿usted comprende bien que un estado así de ansia en una señora joven y abandonada no puede tener nada de ignominioso? - Al contrario, opina ella, es algo que debe ser 'así'.

Un detalle que puede ser relevante es la "idea angustiosa obsesiva" de volverse loca. El temor a la locura, no fue resultado directo del 'ataque'. Es cierto que la paciente considero, durante el ataque, que podía volverse loca, pero esta idea no se consolido si no hasta la noticia de la locura de la vecina. Miles de veces se han escuchado a padres amenazar a sus hijos que la practica de la masturbación conduce a la ceguera, a que el miembro se caiga por si solo y, claro esta, hasta la locura misma. Freud tampoco esta exento de culpa en esto. Muchas veces dirá, y repetirá, que la masturbación predispone a la neurastenia. Este le da, a este miedo a la locura, el estatus de idea obsesiva, cuando bien pudo ser un fuerte preocupación nada más, para nada patológica. Solamente una preocupación fundada en alguna creencia errónea sobre la masturbación. Así lo que durante el ataque era un temor de locura, algo vago, con la noticia sobre la vecina se convirtió en algo más concreto.

Así vemos como la represión sexual afecta a una mujer impidiéndole reconocer su propio cuerpo de forma sexual y como Freud, por mantener la idea de pasividad, pasa por alto una posible explicación más sencilla del caso, aún teniendo y aportando datos y reflexiones sobre los cuales deducir un acto de masturbación. Se concentra en buscar explicaciones en la profundidad de la mente de la paciente, a través de asociaciones, recuerdos y pensamientos, cuando lo sucedido pudo haber estado siempre en la superficie, frente a él. A veces, parece enfrascarse tanto en su teoría que por intentar ver el bosque pierde de vista el árbol que tiene enfrente.

  • 1. Sigmund Freud Cartas a Wilhelm Fliess - Edición bajo la dirección de Jeffrey M. Masson - Traducción de José Luis Etcheverry - 1986 - Amorrortu editores - pags 162 a 165
  • 2. Resaltado en el original.
  • 3. O quizás nunca lo experimento.
  • 4. No pude usar una mejor metáfora para esto. :-)

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