Muchas veces, durante mi estadía en la Facultad de Psicoanálisis, me he topado con gente que me pregunto "¿Que haces acá si no te gusta el psicoanálisis?". Estas personas creen que la psicología es asunto de creencias o gustos. "A mi me gusta tal o cual autor" es una frase fácil de escuchar allí dentro. La psicología, como toda ciencia, no es cuestión de gustos. Es como si no me gustara caer del techo, por lo que no creo en la gravedad. Si uno entiende esta cuestión, entonces aparece una pregunta que uno debe hacerse a si mismo. Si uno sabe que lo que se enseña son pura insensateces, pero se quiero alcanzar un titulo, ¿entonces como hacer que uno mismo se interese en cruzar el barro psicoanalítico para alcanzar el titulo simbólico de Licenciado en Psicología? Simbólico el titulo, ya que la única manera de alcanzarlo es atravesar el barro psicoanalítico, intentando salir lo menos sucio posible del lodazal de la Facultad de Psicoanálisis. Quizás deba contarles de mi paso por una materia 100% psicoanalítica y de una pequeña estrategia que se me ocurrió para prestar atención a la parafernalia mística y sin sentido de las clases de psicoanálisis. Hablaremos de profesores, latiguillos y mediciones y gente aburrida por el psicoanálisis.
Los eventos como sucedieron
Debemos remontarnos al cuatrimestre en el cual curse, no sin dolores, "Psicología Evolutiva : Niñez". Las clases de esta materia están dividida en tres ejes fundamentales, lo cual implica tres clases semanales diferentes. La primera de estas clases se dedicaba a recorrer el desarrollo psico-físico del niño desde que nace hasta convertirse en adolescente, desde la perspectiva de Arnold Gesell (es). La visión de Gesell estaba centrada en identificar lo patológico de un desarrollo para diferenciar lo patológico que puede aparecer en él. En otras palabras, como ¿identificar lo desviado el desarrollo si no sabemos que es lo esperable?. La segunda de las clases semanales estaba dedicaba a Piaget. Es evidente la influencia de Piaget sobre los estudios de la Niñez, así que no hay mucho que decir al respecto.
La tercera de estas clases, que me interesa relatar, estaba dedica en exclusividad de todos los desarrollos freudianos sobre la niñez. En resumidas cuentas, más de lo mismo que ya antes se ve en otras materias psicoanalíticas ... obviamente. En otros cursos uno lee Tres ensayos ... . Aquí se lo lee otra vez. Uno lo leyó, lo lee ahora y lo volverá a leer en la Facultad, casi como si se tratara un ejercicio para lograr que Tres ensayos ... sea convierta en un reflejo, así cuando le hablen de niñez uno termine disparando, de manera inmediata, refleja y sin pensarlo, frases de Freud. Algunos le dicen a esto adoctrinamiento1. La clase era dictada entre las 19:45 y las 21:15 del Lunes. La pregunta se hizo obvia : ¿como mantenerme despierto, atento e interesado en algo que se que no sirve y que además he releído varias veces? A estos problemas, debo agregar el evitar la irritación que provocaba el profesor con una muletilla insistente y bastante repetitiva. El profesor comenzaba a explicar algún tema y se le podía escuchar decir "¿Eh?" a cada instante. Muchos problemas para mantener la atención y pocas gratificaciones. Aun en ese momento me interesaba seguir cursando. Mi idea que el futuro estaría mas limpio de de Psicoanálisis2 era una idea que me mantenía en pie. Hoy la veo como una idea bastante ingenua. Volviendo al problema de la atención ¿que hacer entonces? Algo debía hacer para no tener que ir a final3.
Por aquellos momentos me había topado con una par de ideas que esgrimían que al psicoanálisis no era posible medirle sus efectos, aún sabiendo cuales eran estos y donde estaban. Que sus efectos eran como sentidos, pero no medibles4. Idea bastante descabellada la de esta imposibilidad. Sin tener una medida ¿como saber si es efectivo o no? ¿Como saber si uno va por el camino correcto? Alguno alumnos pueden llegar a estar de acuerdo con esta idea argumentando que al ser humano es imposible, o cuando menos harto difícil, cuantificarlo. Muchos bajo terapia psicoanalítica creen en esta imposibilidad de medir su progreso. ¿Entonces como saben que van mejor? Sin una medida de comparación es imposible saber el progreso de una terapia, o de cualquier cosa. ¿Como se que estoy mas cerca de donde quiero llegar? Fácil. Por que la distancia a mi objetivo es menor que cuando comencé a caminar hacia él. La palabra que venia a mi mente era cuantificar.
¿Pero que cuantificar? Tenia que poner atención a lo que decía el profesor, así que algo de lo que que diga el profesor era lo que tenía que cuantificar. Entonces ¿por que no a su muletilla? ¿Por que no medir la cantidad de "¿eh?" que repetía incesantemente?. Eran bastante frecuentes y difíciles de ignorar por lo que mi atención estaría en sus dichos. Quizás así algo del psicoanálisis se me pegaría, aunque sea por ósmosis. Pero no solo mediría la cantidad si no también mediría su frecuencia. Saque mi reloj, prepare mi lápiz y me dispuse a contabilizar los "¿eh?.
Aun conservo la hoja de mis anotaciones, así que aún puedo reconstruir los resultados que obtuve. Esto quizás una de las cosas más importante en una investigación : tener los datos disponibles para mostrarlos al que lo pida. Yo los estoy ofreciendo en tres fotos, que tome de la hoja de mis anotaciones. Las mediciones de cada foto corresponde a días diferentes de clases. Como verán son solo tres. Eso significa que la idea que tuve la tuve muy tarde. Solo pude medir en tres clases de una veintena. Mi propia insatisfacción con el psicoanálisis me hizo faltar a clases varias veces 5.
Varias cosas recuerdo de todo esto. Había empezado a contar, haciendo la correspondiente marca por "¿eh?" pronunciado. Mi compañero de banco se intrigo de lo que estaba haciendo y me interrogo al respecto. Le detalle lo que quería hacer. Al principio obtuve una sonrisa y una expresión, como si dijera "¿¡que loco estas!?", pero pasan unos cuantos minutos y siento codearme diciendo "Hay dijo uno, anotalo". Luego paso a hacerme notar unos cuentos "¿eh?" que podrían escaparseme. Con este compañero me di cuanto de algo que me falto definir. Muchas veces estábamos ambos en duda si un "¿eh?" era lo suficientemente claro y fuerte como para considerarlo un "¿eh?" en toda regla. No tenia un buen criterio de demarcación de los "¿eh?". Así que no sabia si uno valía más que otro. No lo demarque bien antes de empezar a contar. De todas formas, me dije "¿¡Que va!?" Lo iré haciendo a medida que me adentre mas en la medición".
Primero mi compañero se puso al tanto de lo que hacia, luego el resto de mi grupo con el que me sentaba se entero de mi tarea. Alguno que otro de otros grupos, se entero también de mi tarea a través de mi grupo. Recuerdo que le comentan a una compañera lo que yo hacia. Antes de que pueda decir algo le largo una cifra : "Hoy dijo 180 ¿eh?'s aproximadamente." La compañera se sonrío y puso una cara de "No puedo creer eso. Sabia que eran muchos pero no tantos.". Para todos era evidente que la cantidad de "¿eh?" era excesiva y molesta, pero tomando la cantidad real de veces que se pronuncio tomaba otra dimensión el asunto.
Un momento que recordare para siempre fue cuando el profesor de espaldas a nosotros, escribiendo en el pizarrón se explaya sobre etapas fálicas y orales. Yo seguía de cerca lo que decía, no deseaba perder algún "¿Eh?" en mi cuenta. De repente, el profesor se gira suavemente, se dirige a nosotros, y con la mayor claridad posible dice : "¿EH?". Claro, distinto, evidente, un "¿Eh?" indudable. No pude aguantarme y tuve que, sentado, poner mi cabeza entre mis piernas, ocultamendome detrás de un compañero sentado enfrente mío. La risa me era casi insostenible, pero pudo aguantarla con bastante esfuerzo. De haber salido me hubiera muerto de risa en el baño. El profesor me había servido con toda parsimonia un "¿Eh? claro distinto y fuerte. Me lo había dado en bandeja de plata. Mis compañeros, como dije, ya estaban en pleno conocimiento de mi tarea y sonreían. Ellos podían sostener la risa mucho mejor que yo. Habré estado un minuto o dos oculto detrás de la espalda del compañero. Creo que fue el mejor "¿Eh?" que el profesor me dio. Un regalo que atesorare por siempre.
Los resultados
Ha pasado tiempo, y mis notas en algunos aspectos no son claros, así que tratare de resolver las diferencias con las anotaciones. Por cada "¿eh?" pronunciado por el profesor corresponde una marca o "palote". Los agrupaba en grupos de cinco para facilitar mi cuenta posterior y sirvió de mucho ya que muchos fueron los "¿eh?" a contabilizar. Podrán ver también la hora de inicio y la hora de finalizado de cada conteo. Por momentos hubo interrupciones lo que se refleja en sub-totales.
La primera medición se divido en tres partes :
40 mins. (19:50 - 20:30) = 80 eh's ( 2,00 eh / minutos ) // 18 mins. (20:32 - 20:50) = 38 eh's ( 2,11 eh / minutos )
15 mins. (20:51 - 21:06) = 44 eh's ( 2,93 eh / minutos )
Lo que da un total de 73 minutos y unos 162 eh's pronunciados. Lo que resulta en una frecuencia de 2,21 eh por minuto en esta primera medición. Ahora en la hoja que muestro contabilizo los minutos desde principio de la clase al final de la misma, sin tomar en cuenta las interrupciones y por eso de la diferencia. Aquí fui algo más detallista. En la hoja se ve un total de 76 minutos que lleva a una frecuencia de 2,13 eh por minuto.
La segunda medición no esta dividida en realidad. Hubo una interrupción pero no fue significativa, por lo que los cálculos son directos. 120 eh's pronunciados en un intervalo de 42 minutos (20:03 - 20:45). La frecuencia entonces es de 2,85 eh por minuto. Existe una diferencia de 2 minutos. Ya ha pasado algo de tiempo y creo que la diferencia sale de mi anotación "> 2". Aun así la cuenta da 2,9, lo cual solo puede obtenerse si se toma 42 como el total de minutos. Este fue un día movido con respecto al anterior. Vemos una frecuencia mayor en esta medición (casi 3 eh por minutos) con respecto a la anterior (2 eh por minuto).
La tercer medición no esta muy clara. Hubo una primera cuenta que toma unos 33 minutos (20:09 - 20:42) y contabiliza unos 85 eh's pronunciados. La frecuencia aquí es de 2,57 eh por minuto. La segunda parte podría considerarse desde 20:43 hasta 21:02, o sea de unos 20 minutos y unos 43 eh's pronunciados, resultando una frecuencia de 2,15 eh por minuto. El total de esta medición seria de 128 eh's pronunciados en un periodo de 53 minutos con una frecuencia de 2,41 eh por minuto Existen un par de cuentas mas pero no tiene horario de fin y están separadas del resto, por eso no las tomo en consideración. Además, llego a recordar que fue un intento de exprimir más la situación ya que sabia que era la ultima, o quizás ante ultima, clase que se dictaba.
El gran total nos daría 410 eh pronunciados en un periodo de 168 minutos, lo que nos lleva a una frecuencia de 2,44 eh por minuto. Casi 2 "¿eh?" y medio por minuto, a un "¿eh?" por cada 24,5 segundos. Nótese que en ningún momento la frecuencia bajo de 2 "¿eh?" por minuto.Esto significa que nosotros como alumnos estuvimos escuchando, mínimamente, cada 30 segundos un "¿eh?" por parte del profesor.
Una teoría explicativa
Hubieron momentos en donde paraba de contar. A veces algo interrumpía la clase, como algún alumno que traía noticias de la ultima marcha que se haría contra o a favor de algo, o a preguntar si queríamos unirnos a tal o cual propuesta6. A veces un alumno tomaba la palabra por un tiempo relativamente largo, y allí detenía, momentáneamente, mi cuenta. Prestando atención a estos cortes y el efecto que provocaban, note que el profesor no pronunciaba ningún "¿eh?" cuando tocaba ciertos temas, pero que si lo hacia cuando explicaba algo del texto freudiano, o sea cuando entraba a dar clases.
Recordemos que muchos profesores, ayudantes y demás pedagogos en la Facultad de Psicoanálisis son egresados de la misma. A pesar de tener un titulo que los nombra Licenciados en Psicología, prácticamente todos son psicoanalistas y como la docencia en este país no es bien paga, se ven llevados a practicar el psicoanálisis. El profesor del que hablo era psicoanalista, y como tal le gusta de ejemplificar con sus casos clínicos personales los temas tocados en clase. Es bastante fácil sentir "Tengo un paciente que ... " en un clase7 daba por un psicoanalista; de hecho muchos escriben artículos para revistas basados en sus casos clínicos personales.. Durante esos momentos su muletilla desaparecía, y reaparecía al volver a los textos freudianos. Como si lo personal de su tarea como psicoanalista lo apasionara más que los textos de Freud8. Específicamente, aparecían los "¿eh?" cuando explicaba a todo el grupo. Cuando se concentraba en responder a una pregunta de un solo alumno no aparecían los ¿eh?, pero cuando volvía al explicar a la clase, los "¿eh?" aparecían indiscriminadamente. Esto me llevo a formula una teoría del por que de su insistencia con los "¿eh?.
Ya había leído para ese tiempo Ilusiones del Psicoanálisis de Van Rillaer. Allí habla del "Poder del mmm". Los psicoanalistas son famosos por sus muletillas. Son famosos por el uso del "Interesante lo que dice" o del "¿A usted que le perece?" y su variación "¿Y usted como se siente al respecto?". Más sencillo es el "Aja" que aparece cuando el paciente deja de hablar. Van Rillaer no habla del "Aja", si no del "mmm". Estos "Aja", "mmm" y frases armadas no tienen otra función que la de incitar al interlocutor a seguir hablando. Si usted se detiene en su relato, su psicoanalista, si esta interesado en que siga hablando, usara alguna de esta frases con usted. Nuestro profesor es psicoanalista. Es posible que sucediera lo mismo en la clase.
Los "¿eh?" son como interrogar "¿Entienden los que estoy explicando?". Se me dirá ¿tanto para llegar a esto? En realidad es para explicar, no el "¿eh?" mismo, si no su alta frecuencia. Puede ser que en sus terapias el profesor tenga mucho más éxito que con sus alumnos al lograr alguna clase de feedback. Un paciente esta más interesado en lo que dice su analista que un grupo de alumnos del turno noche en lo que explica su profesor. Pensar que toda la clase transcurría a las 20 hs. Muchos trabajaban, y cursaban por eso de noche. A esa hora el esfuerzo del día empieza a cobrarse víctimas. El cansancio aparecía junto con el hambre. Ya no se desea escuchar nuevamente Freud, una y otra vez, y menos a esas horas y con el estomago vacio. Pero muchos se sacrifican por alcanzar el titulo de Psicólogo9 y van a clases. El feedback que proponía el profesor con el "¿eh? nunca aparecía, lo cual llevaba a una frecuencia bastante alta de aparición. Como si la insistencia pretendiera lograr algo sobre esos cerebros cansados. El condicionamiento que sus pacientes, quizás lograron sobre él, al recompensarle los "¿eh?" con mas dialogo, provoco que en la clase los ¿"eh?"m, en ves de desaparecer, aparecieran con excesiva frecuencia. Acostumbrado, quizás, al éxito que el "¿eh? le proporcionaba en una charla con sus pacientes, en clase el profesor intentaba lo mismo. Mal acostumbrado a este éxito, el "¿eh?" aparecía a cada instante en clase, lo que provocaba que yo hiciera otra marca en el papel ...
- 1. Creo que esto es un efecto secundario del dogmatismo de la Facultad. Freud no escribió mucho de muchos temas, fue mas bien repetitivo. Todo caía en la misma explicación: la sexualidad infantil. Existen solo un par de artículos importantes sobre la sexualidad infantil, los cuales, claro esta por esta importancia, serán citados una y otra vez indiscriminadamente. No más leer cualquier articulo psicoanalítico para encontrar alguna referencia directa a Freud. Los psicoanalistas posteriores que profundizaron el tema de la sexualidad infantil (léase Anna Freud y Melanie Klein) nunca contradiciendo las palabras del maestro Freud, y partieron siempre de las misma ideas. Por lo que siempre volvemos una y otra vez sobre estos escritos. Entonces el adoctrinamiento es provocado por la falta de material al respecto. Es solo un efecto secundario del dogmatismo que se niega a contemplar algún otro enfoque que el planteado por el gran maestro del Psicoanálisis. Y el maestro dijo ... y el alumno repite.
- 2. Idea que cambio cuando me tope con Psicopatología.
- 3. Mi estrategia no funciono muy bien, quizás por lo tardía, y termine rindiendo un examen final.
- 4. Clásica frasecita : "A mi me hace bien..."
- 5. Esta bien! Lo reconozco. No me daba la gana ir. De hecho, algunas veces iba a la clase anterior en horario, y a un par de salones, y no iba a esta. Pero hay que reconocer que mucho de utilidad no me perdí.
- 6. En general, eran todas marchas.
- 7. Aclaro que dicen el pecado pero no nunca el pecador.
- 8. No tengo ningún problema para entender esto. ;-) Lo repetitivo de los textos freudianos es bastante para cualquiera.
- 9. Aunque en realidad sea de Psicoanalista.
Comentarios
esto es genial!
esto es genial!
Genial y real.
Y tengo testigos para probar que fue así como lo relate. No se si el profesor esta aun dando clases, pero si lee esto espero que lo tome con humor.
Otra cuestión: ¿Vos sos a la que le di una tarjeta? Si sos vos, hoy quería saludarte, pero te fuiste rápido. Me levante y me puso el saco y ya no estabas. Si me ves primero, me saludas y yo por algún motivo no te veo o no te saludo, esta habilitada a lanzarme cualquier tomo de las obras completas de Freud por la cabeza. No te preocupes. No me harias daño alguno, ya que según Lacan, uno piensa con los pies.
--- Saludos ... Claudio
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