¿Cuánto costaba un análisis didáctico con Freud?: Caso Kardiner

Hace un tiempo me topé con el análisis didáctico de Wortis con Freud. En su libro aparece el dato de cuanto costaba la hora de ese análisis. Hoy me topó con otro análisis didáctico y un nuevo dato de cuanto costaba la hora de sesión con Freud. Hora de hacer nuevos números y comparar.

En esta oportunidad el que se recostó en el diván personal de Freud fue Abram Kardiner, un psiquiatra y antropólogo norteamericano, que posteriormente se convirtió en psicoanalista. Obviamente, en esos momentos el análisis didáctico era la forma de convertirse en uno y en esto su caso difiere del de Wortis. Este estaba interesado en estudiar desde fuera las ideas del Psicoanálisis. En cambio, Kardiner ya estaba en análisis con otro profesional y buscaba con ello formarse como psicoanalista. Pues bien, Kardiner recibe en 1921 una carta del mismo Freud aceptándolo para ser objeto de un análisis didáctico conducido por él. En esa carta, luego de informarle que el tiempo mínimo de para lograr un avance, ya sea teóricamente o personalmente hablando, era de seis meses, Freud le comentaba su tarifa.

Mis honorarios son de 10.001  dólares la hora o unos 250 dólares mensuales a pagar en billetes efectivos, no en cheques que sólo podría cambiar por coronas2.3

Para empezar los cálculos deberíamos hacer la conversión del poder adquisitivo de esos 10 dólares al costo actual. Usando una calculadora inflacionaria, resulta que Freud cobraba en esa época unos 155 dólares por hora. O como bien Freud lo calculaba 250 dólares al mes, o sea unos 3485 dólares actuales. Esto es la menos de mitad del valor que le cobró por hora a Wortis que fueron 416 dólares4.

 

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La primera posible explicación que surge es que el costo de la hora de sesión aumentó debido a la inflación transcurrida en trece años. Sin embargo, 10 dólares en 1934, época en la que Wortis estuvo con Freud, resulta ser solo unos 200 dólares actuales. Esto es una inflación del 25% en el transcurso de más de una década. Por lo tanto, no explica muy bien el valor que Freud le pasó a Wortis. Otro posible motivo es que este no buscaba convertirse a la profesión psicoanalítica, lo que llevo a cobrarle más por el espacio y tiempo que le llevó atenderlo, espacio y tiempo que otro podría ocupar para luego agrandar el movimiento al convertirse el psicoanalista.

Wortis era también bastante inquisitivo con Freud. Preguntaba, en cuanto podía, sobre diversos temas ajenos al diván y a su propio análisis. Podríamos decir que no era muy dócil como analizante y, por lo que sé, Freud tampoco era muy paciente que digamos con esa actitud. Pareciera algo fuera de lugar no tener el control de la situación. En resumen, Wortis era, por así decirlo, un forastero demasiado curioso en el diván del mismo padre del Psicoanálisis. Sin embargo, otros pueden ser los motivos de tal diferencia como la agenda de Freud o la situación particular en donde se diera el encuentro, pero no puedo dejar de pensar en una en particular.

Wortis era un forastero recomendado por Havelock Ellis. No es difícil encontrar, en el texto de Wortis, muestras de cierto desprecio de Freud para con Ellis. Durante todo el análisis de Wortis, la tensión entre  Freud y Ellis era evidente. La relación entre Wortis y Ellis aparece en el análisis didáctico de Wortis con bastante frecuencia y diría que la mitad de las veces por culpa por Freud. Algunas pocas de ejemplo.

He podido observar en usted una tendencia a perderse en abstracciones y a hablar de cosas de las que no tiene conocimiento, de una manera que me recuerda a alguien que conozco, Havelock Ellis.5

Dije unas palabras sobre los ánimos que me había dado Ellis. "El interés de Ellis por usted era sólo parte de su amabilidad general", dijo Freud.
"¿Tampoco cree que Ellis tenga talento para la psicología?" pregunté.
"Ciertamente no lo tiene" dijo Freud. "Anoche estuve leyendo su libro sobre los sueños. Tiene buenas ideas aquí y allá, pero el libro en su conjunto no muestra mucha perspicacia [...]"6

Por momentos parece que Freud insinuaba cierta tendencia homosexual entre Wortis y Ellis.

"No veo por qué has traído a Ellis y has despreciado su relación conmigo", continué diciendo. "Ellis es tu leal amigo, y se entristecería al oír lo que se dice de él".
"Creo que sabe lo que pienso de él", dijo Freud. "No sé por qué se interesa por usted -no tengo ninguna información al respecto-. sólo dije que era una muestra de su amabilidad".7

"Es cierto que es útil caerle bien a Ellis", dijo Freud, "pero todo eso es superficial: sólo te da una especie de posición social agradable. Ellis va escogiendo gente, como uno podría elegir a una mujer guapa en un baile. Naturalmente, es una satisfacción para una mujer ser elegida de esta manera. Pero la belleza es sólo superficial. Eso no ayuda a llegar muy lejos.".8

Inmediatamente, luego de las últimas frases, Freud comenzó a explicar la crítica de Ellis del uso y abuso de la resistencia. Explicaba como el psicoanalista al recibir una negativa de su paciente frente a una interpretación puede argumentar que el paciente se resiste y, por lo tanto, está siempre en lo correcto. Si el paciente acepta lo que dice el psicoanalista, el psicoanalista está en lo correcto, pero si lo rechaza también está en lo correcto y el paciente en resistencia. El mismo Freud lo resumía con la frase "si es cara yo gano, si es ceca tú pierdes." Al parecer Ellis, tenía algo de razón, ya que luego Freud pasaba a justificar tal estrategia.

También cabe recordar que Ellis fue el motivo principal para que Freud escribiera en 1920 Para la Prehistoria de la Técnica Psicoanalítica. Era un texto defendiendo las críticas de Ellis sobre la asociación libre. Según Ellis no era un método original creado por Freud, era uno que ya existía en el ambiente literario mucho antes que en el Psicoanálisis y que mostraba que Freud era más un artista que un científico.

Obviamente, no le caía bien a Freud la opinión de Ellis sobre su creación.

"Ahora bien, Ellis", dijo Freud, "estaba haciendo un gran daño al psicoanálisis al tratarlo tan injustamente: equivalía a llamar a un grupo de sinvergüenzas (Verbrecher), y las opiniones de Ellis podían ser influyentes"9

En definitiva, puede que el valor de la consulta de Freud sea algo que se especificaba por el mero capricho de Freud. Siendo alguien tan famoso en su momento, bien pudo ser su caso el caso de alguien que cobraba lo que daba la gana, posiblemente el doble a sus críticos.

  • 1. El texto muestra exactamente esto. 10 dólares y cero centavos.
  • 2. Al parecer, A Freud no le gustaba mucho el dinero de su propio país y solo quería dólares y ¡en efectivo! Ahora entiendo porque Freud cala bien en la mentalidad de Argentina. laugh
  • 3. Kardiner, Abram, My analysis with Freud: Reminiscences (New York: W. W. Norton & Company, 1977), p.15.
  • 4. Eran 380 al escribir la entrada sobre Wortis
  • 5. Wortis, Joseph (1954) Fragments of an analysis with Freud (Simon and Schuster) New York , p.30.
  • 6. Ibidem, p.45.
  • 7. Ibidem, p.49.
  • 8. Ibidem, p.64.
  • 9. Ibidem, p.65.

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