Winnicott y las madres neveras

Las madres neveras es una hipótesis controvertida la cual el psicoanálisis toma como un hecho comprobado. Para este el trato de los madres hacia su hijo es la causa de que este ultimo sufra de autismo. La mayor expresión de esta hipótesis, quizás la más agresiva para las madres, se encuentra en el libro "La fortaleza vacía" de Bruno Bettelheim, al cual, al parecer, adhería Donald Winicott. Este afamado psicoanalista años antes de su muerte, participa de una serie de jornadas sobre la psicosis infantil, donde pronuncia su adhesión a la madres neveras. Otra porción de teoría psicoanalítica.

Nuture vs. Narture

En las tempranas etapas de la psiquiatría moderna un debate se mantenía por sus pasillos que se desarrollaba entre dos corrientes contrapuestas. Una que abogaba por por que las causas de las enfermedades y trastornos mentales se encontraban en el cerebro, los cuales eran problemas con base neurológica, o sea problemas que se encuentran en lo físico. Esta posición se llamo organicista. En el otro extremo se encontraba la corriente que proclamaba que las causas eran más de tipo psicológico y que el ambiente era los que había conducido al estado patológico al paciente. Esta la posición se llamo ambientalista. Lo interesante de esta posición es la facilidad con que puede terminar en una posición, llamémosla, psicologista.

La posición psicologista lleva un poco más allá a la posición ambientalista, la lleva a un conclusión derivada de ella. Debido a que las enfermedades mentales fueron forjadas por el ambiente estas son, en su génesis, y en su naturaleza, meramente psicológicas. En esta posición se encuentra fácilmente el psicoanálisis, que incluso parece ser una versión radical. El psicoanálisis llega al punto de negar, o despreciar, cualquier factor físico involucrado en las enfermedades mentales, e incluso atribuirle intencionalidades a su génesis y/o significados inconscientes. Para él las enfermedades mentales son meramente de carácter psicológico, por lo cual su tratamiento deberá ser principalmente psicológico, ya que lo físico no tiene influencia en las enfermedades mentales. Debido a las escasas técnicas para ver el interior del cráneo que existían hace una décadas, esta posición psicologista tuvo su lugar en el mundo psi. Hoy las posiciones ambientalistas/psicologistas sobre las enfermedades y trastornos mentales han sido casi por completo desplazadas por las técnicas de escaneo cerebral que se encuentran a nuestra disposición que han dado argumentos y evidencias fuertes a la posición organicista.1

Winicott empieza aclarando un poco el panorama psi, presentando la posición organicista, para luego dar lugar a la posición ambientalista.

[..] esto no significa desacreditar el valor positivo de la contribución de Kanner. Se llame o no esquizofrenia infantil al autismo, es preciso recordar que debemos esperar que la idea de una etiología que apunte a un proceso innato del desarrollo afectivo del individuo en el medio dado encuentre cierta resistencia. En otras palabras, habrá quienes prefieran encontrar una causa física, genética, bioquímica o endocrina tanto para el autismo como para la esquizofrenia.2

Kanner, en 1943, presento el autismo proponiendo que el niño con autismo había nacido con cierto déficit que le impedía mantener apropiadas relaciones afectivas. Kanner sostenía que este déficit era innato, colocándose del lado organicista del debate para el autismo. Sin embargo, la insistencia de Kanner sobre el rol de los padres le gano cierta reputación de adherente a las madres neveras. Pero su punto inicial fue organicista. Winnicott pasa a ubicarse en el extremo de los ambientalistas.

Podemos esperar que en estas jornadas de estudio se aceptara toda la gama de las posibilidades y que los que piensan que la causa del autismo en una causa física todavía no descubierta (como Vaughan y otros) dejarían presentar sus razones a quienes declaren poseer razones para pensar de otro modo, por más que ellas parezcan alejarnos de lo físico y conducirnos a la hipótesis de una perturbación en la delicada interacción de los factores individuales y del entorno, tal como operan en las etapas más precoces del crecimiento y del desarrollo humano.3

Este es el postulado de la posición ambientalista. Las causa del autismo se encuentra, para esta posición, en el medio y no en el individuo, cuando menos no en el físico del individuo. El medio es el que le impide a este desarrollarse adecuadamente. Antes que un problema neurológico de algún tipo, todo pasa por un desajuste psicológico provocado por un ambiente a su vez desajustado.

¿El diagnostico calma conciencias?

Aquí aparece un argumento algo frecuente entre los partidarios de la posición ambientalista del mundo psi.

Sin duda alguna, al médico que cree que la explicación ultima del autismo es física le sera más fácil tratar con los padres que al que piensa que los hechos lo llevan con toda evidencia a la idea que han sido los padres, o uno de ellos, los que han causado realmente el trastorno, mediante alguna distorsión del "medio normal tal como tenemos el derecho de esperarlo" (Hartmann).
Tener un hijo con autismo es ya bastante doloroso, y si , además de eso, los padres deben sentir que son responsable de ese estado. 4

Algunos han declarado que estos diagnósticos calman la conciencia culposa de los padres. Si la explicación del estado autista de un hijo es física, la tranquilidad de los padres estaría asegurada, ya que no ha sido su actuación la causante del problema de su hijo. Estos diagnósticos calmarían la conciencia de los padres al ocultar la verdadera causa que sería su crianza defectuosa de sus hijos. Pero esto no queda simplemente aquí. Incluso se llega a suponer que los padres presionan a los psiquiatras para obtener estos diagnósticos que los exculpan de ser unos padres deficientes, incluso a aceptar algunas categorías diagnosticas "inventadas". Como corolario, los psiquiatras lo permitirían ya que incrementa las ventas de fármacos que abultan los bolsillos de las farmacéuticas y el de los propios psiquiatras. Recetar una pastilla sería muchas mas sencillo, fácil y rápido que investigar el ambiente de estos niños y hacer que sus padres enfrenten la incomodad verdad de su defectuosa paternidad. Los padres con la consciencia tranquila, los psiquiatras con los bolsillos llenos y el niño bajo control y obediente son las dimensiones a la que esta idea puede tomar. Hace poco todas estas ideas reflotaron por causa de un articulo mal traducido sobre Leon Eisenberg y el TDAH. Sin embargo, resulta, como dije, todo se origino a partir de mala traducción y se difundió gracias a la ligereza de Internet.

Pero Winnicott, interesantemente, no apoya esta idea de diagnósticos exculpadores, aunque no por que no lo sean puedan no serlo, si no que son aparentemente son ineficaces.

Pero no siempre es así. Los padres se sienten de todos modos agobiados de culpa cuando su hijo es anormal, sea que tenga un defecto físico importante o apenas secundario como la sindactilia.
He conocido padres que preferían que se les dijeran todas las posibilidades, aun la de que algunos de ellos, o ambos, estuvieran implicados en la etiología de la enfermedad de su hijo.5

Sin embargo, aun reconociendo la carga que provoca el diagnostico de autismo en los padres y que puede ser abrumador para ellos, no le impide, más adelante en este escrito, acusar directamente a los padres de inconscientemente desear la muerte de su propio hijo. Pero estos son asuntos menores.

En todo caso, la investigación científica debe superar esa clase de consideración humanitaria.6

Armando las madres neveras

La intervención de Winnicot en estas jornadas es algo corta y directa al punto. Pareciera que no querer intervenir demasiado, pero no deja de expresar algunas ideas que gradualmente describen el autismo como consecuencia de madres neveras.

2. El autismo es una complejísima organización de defensa. [...]
3. El niño lleva consigo la memoria, el recuerdo perdido7 de una angustia impensable8. La enfermedad es una estructura mental compleja que lo asegura contra el retorno de las condiciones de la angustia impensable.9

Es evidente aquí la influencia del psicoanálisis. Esta es una formula muy bien conocido por los divanistas. Es la formulación freudiana del trauma. El individuo se enfrenta a una idea, evento o situación que le es imposible de tolerar. Es demasiado para él debido a que lo llena con un monto de energía que le es imposible de procesar, o tramitar, como dirían los divanistas. Esta energía lo rebalsa y el excedente es redirigido hacia otro a lado. Cuando es llevada hacia el cuerpo, según el psicoanálisis, puede originar infinidad de síntomas corporales desde tics y parálisis, hasta sangrados, e incluso definir el tipo de cáncer que se tendrá, o incluso provocarlo. En el caso del autismo, el síntoma es claro. La angustia lo lleva a un aislamiento, a un replegamiento sobre si mismo.

4. Esa forma muy primitiva de angustia solo puede aparecer en estados de extrema dependencia y de confianza extrema, es decir antes de que se haya establecido una distinción clara entre el yo central del YO SOY y el mundo rechazado que es separado o exterior o que es TÚ.10

Winnicott plantea aquí algo de la teoría psicoanalítica. La relación madre-hijo es importante para el desarrollo del niño, pero el psicoanálisis va más allá. El niño depende de su madre para todo. En este ambiente de "extrema dependencia", el niño confía completamente en su madre. Esta no puede decepcionarlo de ninguna forma. Si sucede, si el niño se ve traicionado de alguna forma por su madre, este no podrá desarrollarse psíquicamente ya que la madre no ha podido hacer que este se diferencie de ella. Según el psicoanálisis, el niño es incapaz de diferenciarse de su madre. Es incapaz de establecer donde termina él y donde comienza ella. No hay un YO y un Tú para el bebé. Lentamente, debido a diversos factores, ira aprendiendo a diferenciarse de su madre y enunciar su propio YO.11. Pero para esto pase la madre debe aceptar a su hijo y abrazarlo como suyo, para luego reconocerlo como un ser independiente de ella. Esto le permite al bebé crear un YO. si no lo hace el bebé quedaría apegado a su madre y no podría diferenciarse de ella. aunque hay una posibilidad que da lugar al autismo. Si la madre rechaza al niño y niega su existencia, al punto de desear aniquilarlo, el bebé se encerrara en si mismo para protegerse de la amenaza que pende sobre él. Intentara proteger algo de si mismo plegándose sobre si, lo que impide que desarrolle un YO, debido a la falta de reconocimiento por parte de su madre. Al no tener un YO con el cual enfrentarse al mundo, siguiendo la formulación freudiana del trauma, este lo desbordaría de estímulos que no pude procesar. O sea por no tener un YO, o uno desarrollado, el niño huira hacia en el interior de si mismo.

Tal es la razón del valor del titulo de Bettelheim "La fortaleza vacía".

Esto es una clara referencia a Bettelheim y de su adhesión al libro que propone a la madres como culpables del autismo de sus hijos.

De todas maneras, no es necesariamente cierto que la fortaleza cuando el trastorno se desarrolla muy temprano puede suceder que en efecto no haya allí nada para defender, excepto algo de un sí mismo que lleva la memoria corporal de una angustia que excede completamente la capacidad que puede tener el niño para afrontarla.12

Aquí lo que venía exponiendo más arriba. El niño lleva una angustia que le es posible de tramitar o procesar, por lo cual muchos psicoanalistas sostendrán que el niño se repliega sobre si mismo para escapar de aquello que lo angustia y no puede enfrentar.

7. Desde mi punto de vista el rasgo esencial (entre muchos otros) consiste en la capacidad de la madre o de su sustituto de adaptarse a las necesidades del niño por medio de su sana aptitud para identificarse con él (sin perder por supuesto su propia identidad), Con tal capacidad podrá, por ejemplo, cuidar a su bebé; en caso contrario , solo podrá cuidarlo de un modo que perturbase los procesos vitales del niño.13

Lentamente Winnicott va agregando más piezas y va armando la visión que no es otra que la de las madres neveras. Aquí habla de que la mayor responsabilidad cae sobre la madre. si esta no sabe adaptarse a las necesidades del hijos y satisfacerlas terminara perturbando al niño en su desarrollo. Estamos aun solo paso de acusar directamente a las madres de traicionar la "confianza extrema" que sus hijos depositan en ella. Pero sera traición mayor, puesto que estas desean matar a sus propios hijos.

Madres neveras

8. Es necesario añadir a esto el concepto del odio de la madre hacia el niño, odio inconsciente, esto es, reprimido. Naturalmente, los padres aman y odian a su bebé en grados variables. Esto no ocasiona estragos.

Quizás esto sea obvio para Winnicott, vaya uno a saber sobre que evidencias, pero para mí es difícil aceptar que los sentimientos de los padres con sus hijos sufra estos amplios vaivenes emocionales. Sin embargo, estas fluctuaciones emocionales, suponiendo realmente fluctúen como dice entre el amor y el odio, no parecen preocupar a Winnicot. La estabilidad emocional de los padres no es algo que preocupe a este psicoanalista. Pero un sentimiento particular si le preocupa.

A todas las edades y sobre todo en las más temprana infancia, el efecto del anhelo de muerte14 reprimido apuntando al niño es nocivo y excede su capacidad de manejarlo.

Aquí la primera mención del deseo de muerte de los padres sobre sus hijos. Ahora esa "angustia impensable" e intolerable toma su verdadera dimensión. El niño se encuentra angustiado ya que sus protectores le desean la muerte. No solo lo rechazan, si no que desean, además, eliminar su existencia. El resultado es un replegamiento sobre sí mismo. Un atrincheramiento en su propio ser para protegerse de la amenaza que suponen sus propios padres.

En una etapa más tardía que la que aquí nos concierna, se puede ver al niño realizar continuos esfuerzo para llegar al punto de partida, esto es, para neutralizar el anhelo inconsciente de los padres (cubierto por formaciones reactivas15) de que el niño debería estar muerto. En las etapas precoces (las que se relacionan con la cuestión del autismo), al bebe no le queda más que mostrar la distorsión que resulta del hecho de que ha sido criado por alguien cuyas acciones positivas no eran más que formaciones reactivas16, ya que los movimientos directos o espontáneos libres y apropiados habrían revelado el anhelo de muerte reprimido.17

Si este odio y deseo de muerte hacia el niño llega en etapas más tardías del desarrollo, Winnicott nos dice que veríamos una regresión del niño a estados más tempranos de su desarrollo. O sea que veríamos actuar al niño como actuaria un niño de menor edad, en un intento regresar a ese momento donde el odio de muerte no estaba presente.

Aquí hay algo que remarcar que es de importancia para entender lo difícil que es escaparse las garras diagnosticas de un psicoanalista18. En psicoanálisis formaciones reactivas hace referencia a comportamientos paradójicos. Conductas que van en contra de un deseo expreso o, en este caso, anhelos inconscientes de muerte. Al escuchar que una madre inconscientemente desea que su hijo muera, uno puede llegar a imaginar conductas negligentes de la madre para su hijo. Uno puede quizás imaginar que la madre es descuidada y que muestra una conducta indiferente hacia el niño. Puede imaginarse que la madre no le da de comer a su hijo aunque este grite, o no lo abrigue cuando hace bastante frío, o que lo deje abandonado con frecuencia, incluso que lo deje en situaciones claramente peligrosas para su vida. Uno puede imaginar una madre realmente horrible. Pero una madre amorosa también puede ser acusada de querer que su hijo muera.

Aunque se sea una madre ejemplar que no deja necesidad sin satisfacer de su hijo, si se identifica con el perfectamente, según lo quiere Winnicott, y no se le puede tener reproche alguno de su maternidad, sera igualmente una madre sospechosa de querer matar a su hijo. Esta conducta amorosa no es mas que un formación reactiva de su deseo de matar a su hijo. La madre desarrolla una conducta amorosa para tapar su deseo inconsciente de muerte de su hijo, debido a la condena y subsecuentes problemas que le atraería, no solo matar a su hijo, si no también la condenación social y moral por siquiera insinuar tener un deseo como este. Para ocultar este anhelo de muerte, las madres desarrollan, según el psicoanálisis, conductas amorosas que en el fondo no son mas que actos de distracción de su verdadero deseo. Así "los movimientos directos o espontáneos libres y apropiados" revelan el deseo de muerte de su hijo. Incluso si se es una madre temerosa de fallar en la crianza de su propio hijo y decide seguir al pie de la letra las recomendaciones del analista, esto puede significar que se hacen los movimientos "apropiados" para ocultar este deseo de muerte ante el analista. Cualquier acto de cuidado amorosa de la madre puede ser visto de esta forma. El analista solo vera una forma que el inconsciente tiene para burlar su sagaz, profundo y perspicaz escrutinio de los actos de la madre, y así evitar que descubra la incomoda verdad detrás de una madre aparentemente amorosa: que esta solo desea la muerte de su hijo.

Si se es una buena o mala madre no importa. Si se hacen las cosas correctamente o incorrectamente da igual para la visión del psicoanalista. Se es una madre nevera en ambos casos. El deseo de muerte puede estar presente de igual forma independientemente de la forma en que se cuide a al niño con autismo. ¿Pero como sabe un psicoanalista que una madre desea la muerte de su hijo, incluso si esta desarrolla una conducta amorosa tal que oculta perfectamente este deseo de matar a su hijo? Simplemente por que tiene un hijo con autismo, lo cual es producto de este anhelo de muerte. Si se tiene un anhelo de muerte se tendrá un hijo con autismo y ese autismo es prueba de este deseo. Simplemente esto es un argumento circular. Si el hijo tiene autismo, el psicoanalista buscara este anhelo de muerte en la madre hasta encontrarlo. no parara hasta encontrarlo. Tan seguro esta de esto que no dudara de interpretar cualquier desliz mínimo de la madre con su hijo como signo inequívoco de un deseo de muerte reprimido, por más inofensivo y mínimo que sea este desliz.

Concluyendo

Si usted tiene un hijo con autismo y es mujer, pues no hay forma de escapar al diagnostico del analista. Si su hijo tiene autismo, pues usted, para el psicoanálisis, es una madre nevera. Una madre que desea la muerte de su propio hijo. Que usted se sacrifique por su hijo, que satisfaga todas sus necesidad y desee ayudarlo con vehemencia, no engañara a ningún psicoanalista. Todo esto lo hace es por que desea verlo muerto, y solo oculta esa intención bajo el disfraz de madre amorosa. Su inconsciente se rebela por ver muerto a su hijo, por lo que necesitara años de terapias, pero no para su hijo, si no para usted que le ha causado autismo a su propio hijo. Si todo esto le causa dolor, angustia y una inmensa culpa, es algo que no detendrá al psicoanalista para exponer la verdad, es algo que no lo detendrá hasta exponer su oculto deseo de muerte, ya que ...

[...] la investigación científica debe superar esa clase de consideración humanitaria.

  • 1. Excepto en Argentina y Francia donde el predominio del psicoanálisis se basa en obviar esta evidencia.
  • 2. Donald W. Winnicott - "La esquizofrenia infantil en términos de fracaso de adaptación" en "Psicosis infantiles" (Maud Mannoni y otros) (Traducción Héctor Yankelevich) - Ediciones Nueva Visión - Buenos Aires (1971) - p.100
  • 3. Ibid. p.101-102
  • 4. Ibid. p.101
  • 5. Ídem.
  • 6. Idem.
  • 7. El resaltado es del original.
  • 8. El resaltado es del original.
  • 9. Ibid. p.102
  • 10. Ídem
  • 11. Para los lacanianos esto sera trabajo del padre. La madre no desea diferenciarse de su hijo. No desea alejarse de él, debido a que inconscientemente es parte de ella, o sea su pene perdido. (Recordemos que la mujer es un ser castrado por el psicoanálisis.) El padre deberá alejar a la mujer de su hijo. Deberá marcarle un limite que permita la diferenciación entre madre e hijo. Pero esta relación edípica madre-hijo es de doble sentido. El hijo desea a la madre que es la fuente de todas sus satisfacciones. Recordemos, como la hace Winnicott, que el niño necesita de su madre para suplir todas sus necesidades, que cuando son satisfechas, para el psicoanálisis, son experimentadas como un placer erótico. Por lo cual el padre deberá imponer la ley del incesto y la castración (la ley del padre) para separar al hijo de su madre, arrojando al niño al mundo simbólico humano para que pueda desarrollarse diferenciándose de su madre.
  • 12. El resaltado es mío
  • 13. Ibid. p.103
  • 14. El resaltado es mío.
  • 15. El resaltado es mío.
  • 16. El resaltado es mío.
  • 17. Ibid. p.103-104
  • 18. Si. Un psicoanalista también diagnostica. Cierto que no pondrá "etiquetas" como esquizofrenia , psicosis o autismo, no cuando menos enfrente del paciente, pero no dudara en enunciar una histeria, una neurosis o algún complejo de Edipo mal resuelto. Así como no dudara de declarar que la madre desea la muerte de su hijo. No dudara en declarar a la madre como una madre nevera.

Añadir nuevo comentario