Un ejemplo de la mitología freudiana sobre la histeria

Al escribir ¿Qué demonios es histeria? me di cuenta de la cantidad y enormidad de los mitos freudianos, principalmente y obviamente los de la histeria. No es menor esto, ya que la histeria está en la base fundacional del Psicoanálisis y sirve, aún hoy, como una forma de legitimizarlo. Pues me ha llegado un texto que muestra esto. Es un buen ejemplo de la mitología freudiana y como sirve para darle un aire de disciplina necesaria, innovadora y hasta humanitaria. Pero lo más destacable del texto es que ya solo en el primer párrafo uno puede ver la densidad de los mitos. Me refiero a que en un simple párrafo se puede apreciar una muy grande cantidad de estos mitos. Mucho en tan poco espacio.

¿El primero?

El artículo comienza con un clásico mito sobre la histeria y sobre Freud.

Freud es el primero que plantea a la histeria como concepto teórico.

Los psicoanalistas tienden al hablar de la histeria como si esta fuera una estructura psíquica. Digamos, ya que ellos no son muy claros en esto, como una forma que adopta el psiquismo humano, específicamente el de la mujer. Una especie de estructura interna. Llegarán a decir que psíquicamente todos los hombres son neuróticos y que todas las mujeres son histéricas y a esto parece referir esta oración. Sin embargo, esta idea de Freud como pionero es una idea más moderna que el mismo Freud. Es algo bastante posterior a él. En realidad, este tomó, como cualquier médico de su época, a la histeria como una enfermedad, tal como la epilepsia o el tétanos. En ninguno de los autores contemporáneos a él tomó a la histeria como algo por entero psicológico. Esto se dio entrado el siglo XX y por derroteros diferentes al Psicoanálisis. Para Freud, nunca fue un elemento teórico y, claro está, menos algo novedoso de investigar, lo que nos lleva a una segunda idea.

El que Freud haya sido "el primero" refiere a otra idea mítica del Psicoanálisis. Se pretende que fue el primero en interesarse en el padecimiento de las enfermas histéricas, el primero en prestarle verdaderos oídos. Supuestamente, antes de él, todos los médicos las evitaban, rehuían o directamente no querían nada saber, ya que simulaban todos sus síntomas. Nadie tiraría su reputación con tales pacientes, pero para su época se pueden encontrar muchos textos al respecto y con un detalle mucho mayor que el que Freud pudo darle jamás a la histeria. Por ejemplo, Preston1 en 1897, a solo dos años después de Estudios sobre la histeria, publicaba un tratado sobre esta enfermedad de un gran detalle. Su libro tiene una descripción de la enfermedad que ocupa unas 170 de sus páginas.

Otros autores publicaron otros libros similares al de Preston y varios antes que él. Por ejemplo, George Tate, en 1831, había escrito un tratado llamado obviamente A Treatise on Hysteria.Thomas Laycock, un poco después, en 1840, llamado An Essay on Hysteria Being as Analysis Of Its Irregular and Agravated Forms. Robert Lee, en 1871, del otro lado del Atlántico, se publicaba su tratado sobre la histeria con el mismo nombre que el de Tate. En 1883 aparece un libro de PlayFair denominado The Systematic Treatment of Nerve Postration and Hysteria, que se centra sobre el tratamiento de la histeria. Al poco tiempo, a solo un año de distancia, aparecía Fat and Blood de Weir Mitchell. Este libro también se centra en la terapéutica de la histeria que se conformó como el tratamiento estándar de la época que fue alabado y aplicado por el mismo Freud.

Como método de tratamiento de la histeria en sanatorios ha adquirido gran fama en los últimos años, y merecidamente, la llamada cura de reposo de Weir Mitchell (conocida también como «cura de Playfair»); consiste en la conjunción de aislamiento en reposo absoluto con una aplicación sistemática de masajes y faradización general; (…) Esta cura reviste enorme valor para la histeria porque conjuga acertadamente el «traitement moral» con una mejoría del estado general de nutrición; pero no se la debe considerar sistemáticamente completa en sí; antes bien, los recursos principales siguen siendo el aislamiento y el influjo del médico, y entre los recursos auxiliares no se pueden descuidar, amén de los masajes y la electricidad, los demás métodos terapéuticos. (Freud 1888, pp.60-61)

Años luego terminó usándolo, en combinación con el método catártico, volviendo a tener muy buenos resultados.
(…) me he acostumbrado a enlazar la aplicación de la psicoterapia catártica con una cura de reposo, que en caso necesario puede intensificarse hasta el extremo de la cura de Weir-Mitchell. (...) por medio de la combinación de la terapia de Breuer con la de Weir-Mitchell se consigue toda la mejora física que esperamos de esta última y un resultado psíquico más amplio del que jamás se obtiene por medio de la sola cura de reposo sin tratamiento psicoterápico simultáneo. (Freud 1895, p.145)

Dejando de lado la complejidad del tema de la simulación2, es por demás claro que Freud no fue el primero en prestarle atención a la histeria. Difícilmente, se puede considerarlo como el primero en interesarse en la histeria y estudiarla a conciencia, y esto sin considerar las entradas que la enfermedad tenía en tratados de Medicina de la época. La literatura médica al respecto era bastante voluminosa, que incluso llegaba a consider los factores sexuales como involucrados en el desarrollo de la enfermedad. En definitiva, resulta imposible considerar a Freud como él primero de algo, lo que sea, en el tema de la histeria.

¿Irregular? Sí y no.

La siguiente oración tiene algo bien y algo mal.

Ya que en tiempos remotos Thomas Syndeham dice: Todo en la histérica es irregular, pone de rodillas el saber médico.

El primer problema, y el más evidente, es que no tiene cita. No sabemos ni donde ni cuando Sydenham dijo tal cosa. Debemos investigar nosotros para averiguarlo. Afortunadamente, yo lo hice y al hacerlo veo otro problema.

Sus síntomas no solo son numerosos y muy variados; su peculiaridad es que, en comparación a las demás enfermedades, no sigue ninguna regla, ni tipo uniforme y solo es un agregado confuso e irregular. (Sydenham 1684, pp.89-90)

En realidad, La cita no es una cita, sino una reformulación. Y aquí se ve otro problema más. Sydenham no dijo que la histeria "pone de rodillas el saber médico". Esto solo es una idea moderna traía por los psicoanalistas del siglo XX. Ningún autor anterior ha mencionado tal cosa. Ni siquiera Freud. Es solo una reinterpretación por demás osada y salvaje de los psicoanalistas modernas sobre la problematica de la histeria en el siglo XIX3.

Estos autores modernos tomaron la extrema irregularidad de la histeria como signo de que nunca fue definida, lo cual tiene algo de cierto. Pero esto no significa que nunca fue descrita con el suficiente detalle como para dejar a los médicos atónitos y desconcertados frente a un caso cualquiera de histeria. Podían identificarla y, por lo tanto, sabían frente a que estaban, gracias a que dentro de la gran variedad de síntomas histéricos se podían encontrar unos lo suficientemente regulares para formular una descripción útil al diagnosticador.

(…) no puede considerarse sorprendente que una enfermedad, preeminente en la irregularidad y variedad de sus síntomas, deba desafiar todo intento de una definición rígida, aunque la descripción de sus principales fenómenos puede ser lo suficientemente específica para fines prácticos. (Thompson 1840, p.215)
Multiforme en su sintomatología y maravillosa en su mimetismo, la histeria debe considerarse todavía como una entidad distinta, atendida por manifestaciones constantes y características. (Preston 1896, p.205)

Esto llevó a clasificar en dos tipos a los síntomas histéricos. Por un lado, los paroxísticos, relacionados o presentes en las convulsiones histéricas o paroxismos, y, por el otro, los inter-paroxísticos, síntomas presentes entre los paroxismos o que se presentaban sin él. En otras palabras, los paroxísticos eran esos síntomas regulares.4. Obviamente, los inter-paroxísticos5 eran la fuente de esa irregularidad.

Estos síntomas regulares, o primarios, eran los que le daban forma a la histeria, y la hacían identificable, manejable y tratable. O sea, la hacían diagnosticable. Por lo tanto, es falso que la histeria haya tenido de rodillas a la ciencia como se pretende y la haya tenido hundida en el desconcierto. Lamentablemente, el tema de las irregularidades mucho más extenso de lo que puedo explicar aquí6, pero, al investigar el tema, se puede ver con facilidad que es falso que la ciencia médica haya estado por completo hundida en la confusión, de cual supuestamente Freud la salvó al encontrar la clave sexual de la histeria, como se pretende en la proxima oración.

La histérica apunta a señalar una vida sexual insatisfecha, (...)

Solo Freud era el que proponía tal cosa. A decir verdad, tampoco esto es cierto. La teoría de seducción explicaba que era un trauma sexual y no una insatisfacción lo que estaba detras de la histeria7. La insatisfacción sexual solo resultó ser una suposición rápidamente descartada8. fue una idea sostenida tempranamente por los autores clásicos.

Lo sexual antes de Freud

Es por demás obvio para la mitología psicoanalitica que la clave para sacar a la ciencia de ese desconcierto era lo sexual, algo que se proponía desde los inicios de la histeria.

Kahim Papyrus señala a las histéricas como a animales deseos, que se irritan y enfurecen. Es algo que esta escondido y no se ve.

Nuevamente, la falta de cita deja como implícito que esto es una verdad aceptada, pero los papiros egipcios están en discusión si realmente se refieren a la histeria o a otro tipo de problemas genitales9, pero creo que aquí hay una confusión de la autora del texto. La idea que expresa esa oración parecer más acorde a la idea que expresaba Platón.

Los así llamados Úteros y matrices en las mujeres – un animal deseoso de procreación en ellas, que se irrita y enfurece cuando no es fertilizado a tiempo durante un largo período y, errante por todo el cuerpo, obstruye los conductos de aire sin dejar respirar – les ocasiona, por la misma razón, las peores carencias y les provoca variadas enfermedades, (…)  (Platón 1997, §91c - p.260]

En este punto se puede observar una contradicción algo evidente en los mitos freudianos. ¿Cómo es posible suponer, como supone el texto, que Freud fue el primero en ver lo sexual si incluso Platón (o los egipcios) lo veía? Ahora, si alguien se dedica a ver el tema de la histeria en el siglo XIX, podrá ver que Freud no era el único que ha visto al sexo como un factor de importancia en la histeria. Podrá ver que no era algo "escondido y no se ve". Era algo, a todas luces, presente en el tema histérico. Todos los autores y médicos veían a lo sexual como un factor o elemento a considerar en la histeria10. A deferencia de Freud, no lo veían como causa casi exclusiva de la enfermedad. Era, simplemente, otra pieza en el rompecabezas. En cambio, para Freud, era la única pieza. Era todo el rompecabezas.

La posesión

No diré mucho de las últimas oraciones.

Hipócrates por su parte sólo menciona que se debe a movimientos del útero que son como marcas demoniacas en el cuerpo, manifestadas como convulsiones. La mujer en el siglo XVIII y XIX era conectada a lo demoniaco ya lo más familiar: y lo más familiar es la mujer. 

Nuevamente, falta aquí una cita que nos permita cotejar si Hipócrates dijo tal cosa. Como sea, entiendo que hay aquí expresadas dos ideas diferentes, presentadas en forma d euna  relación. Por un lado, está la idea del útero errante, lo cual es algo correcto. Por mucho tiempo se sostuvo la idea de un útero capaz de moverse por el cuerpo de la mujer. Sin embargo, tal idea no se sostenía de forma tan extrema como se suele pensar. El útero podía moverse como para estorbar al diafragma y a la respiración, y no llegar hasta la garganta tapando las vías respiratorias superiores.

En la otra idea, la relación de la histeria con la posesión demoniaca, no puedo dejar de percibir cierto toque feminista, pero no puedo decir nada al respecto. Simplemente, no puedo porque no lo he investigado en profundidad. Se cree que fueron mayormente mujeres, pero lo dudo. tiendo a descreer de las autoras feministas ya que han mostrado, por decirlo amablemente, una gran ligereza sobre los datos que presentan, la forma en que lo hacen y las conclusiones que sacan al respecto11.

Ahora sí puedo decir algo sobre la posesión relacionada con la histeria. Puedo decir que es una lectura retrospectiva, a través de la histeria, de los fenómenos de posesión vistos en el medioevo12. No sé si en otras épocas fuera del siglo XIX se veía así como lo demoniaco13, pero me queda claro que no era así en el siglo XIX, y no perece que lo haya sido en otros cercanos.  Tampoco que haya sido una opinión mayoritaría. No hay referencia alguna a lo demoniaco, asumo, por lo tanto, que esta segunda idea es gratuita.

Conclusión

Es curioso como vuelven las cosas. El artículo parece bastante viejo. Contiene una referencia a este mismo blog, específicamente a PsiDic, un proyecto abandonado. Se trataba de poner en linea los diversos diccionarios psicoanaliticos. El subirlos era una especiede ejercicio de lectura y estudio de los conceptos del diván mientras los daba en los examenes de la Facultad. Además, era una forma de estudiar y comprender los mismo conceptos que critico en este blog. En resumen, el texto que analizo aquí su primer párrafo fue en base a PsiDic, o sea, en base a este mismo blog. Hoy me dedicó a criticar sus errores basados en la mitología psicoanalitica. Es una forma de mostrar la necesidad del elimianr mitos.

Bibliografía

Chiabai, Claudio (2022) ¿Qué demonios es histeria?
Freud, Sigmund (1895). “Estudios sobre la histeria”. En: Obras Completas. VI. Biblioteca Nueva, págs. 39-168.
- (1996). Obras Completas. 2.a ed. Biblioteca Nueva. ISBN: 84-7030-193-4.
Lee, Robert (1871). A Treatise on Hsyteria. Londres: J. y A. Churchill.
Merskey, Harold y Paul Potter (1989). “The Womb Lay Still in Ancient Egypt”. En: British Journal of Psychiatry 154.6, págs. 751-753. DOI: 10.1192/bjp.154.6.751.
Mitchell, Sailas Weir (1884). Fat and Blood: An essay on the treament of certains forms of Neurasthenia and Hysteria. 3.a ed. Philadelphia: J. B. Lippincott & Co.
Platón (1997). Timeo. Vol. VI. Traducción por Francisco Lisi. Madrid: Editorial Gredos, S. A. ISBN: 84-249-1475-9.
Playfair, William Smoult (1883). The systematic Treatment of Nerve Postration and Hysteria. Londres: Smith, Elder & Co. Cap. Apéndice C, págs. 10, 91-92.
Saurı́, Jorge J., ed. (1975). Las Histerias. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión SAIC
Sydenham, Thomas (1684). “La afección histérica”. En: Las histerias. (Desde ‘Opera omnia (editio novisima)’, agmentos, Typographi Belloniarum, Venecia, 1735) - Traducido por Jorge J. Saurı́ . Venecia: Ediciones Nueva Visión.
Tate, George (1831). A Treatise on Hysteria. Philadelphia: E. L. Carey y A. Hart.
Thompson, Theophilus (1840). “Hysteria”. En: A System Of Practical Medicine. Ed. por Alexander Tweedie. Vol. II. Londres: Whittaker y CO., págs. 215-230.

  • 1. George Junkin Preston (1858-1908) Profesor de fisiología y enfermedades nerviosas en el Colegio de Médicos y Cirujanos de Baltimore. Graduado en la Universidad de Washington y Lee en 1879. En 1881 recibió el grado de doctor en Medicina de una universidad y otro en 1883 de una diferente. Más tarde se trasladó a París en donde tomó en 1884 un curso de enfermedades nerviosas con Charcot.
  • 2. Para mayor detalle ver Chiabai(2022[2023], Cap. 5).
  • 3. Más detalles en Chiabai(2022, §8.3).
  • 4. Que yo llamo primarios (Chiabai 2022[2023],  §3.1)
  • 5. Los que yo llamo secundarios y terciarios (Chiabai, 2022[2023], §3.2 y §3.3).
  • 6. Ver el libro para más detalle.
  • 7. Chiabai 2022[2023], §4.3
  • 8. Chiabai 2022, §4.2.1
  • 9. Merskey y Potter (1989)
  • 10. Chiabai 2022, §4.2.1
  • 11. Un buen ejemplo se puede ver en Chiabai(2022[2023], Cap.9) relacionado con este video. Otro ejemplo se puede ver en esta entrada del blog.
  • 12. Chiabai 2022[2023], §1.4.
  • 13. Nuevamente, algo presentado sin cita para sustentarlo.

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