Este libro es un recorrido histórico de las ideas que conformaron el concepto de histeria, con especial énfasis en las décadas finales del siglo XIX, época en la cual nació el Psicoanálisis. Pretende responder a una simple pregunta: ¿Cómo sé veía eso a lo que se llamó histeria? Por lo tanto, trata de dar una imagen, lo más completa posible, de esa enfermedad, una que era capaz de pasar por casi cualquier enfermedad conocida por el hombre. También muestra como se solía identificar a las pacientes histéricas y cuál era el tratamiento que recibían.
En esencia, este libro es un tratado moderno, lleno de citas de muchos autores diferentes, sobre la histeria, una enfermedad antigua, una entidad médica obsoleta, pero con aún mucho interés por ciertos grupos académicos, especialmente los psicoanalíticos. Es un libro que desmonta muchos mitos relacionados con la histeria a través de dar una completa y detallada imagen de aquello que se denominaba como histérico. Al hacerlo, al desmontar mitos sobre la histeria, se desmontan mitos del Psicoanálisis, asentado y fundados, obviamente, sobre ellos. Desmontar los mitos de la histeria conduce, por lo tanto, a desmontar los mitos sobre los que se legitimiza el diván y ver así cuál era el verdadero lugar que tuvo el Psicoanálisis en su momento, o sea, cuando se enfrentó a la histeria. Nos permite ver que la frase “lo nuevo no es cierto y lo cierto no es nuevo” aplica a la perfección en Freud. En definitiva, este libro es una guía, con citas y fuentes, para desbaratar varios mitos de la histeria y por propiedad transitiva, del Psicoanálisis.
El libro se compone de nueve capítulos. Cada uno trata de un tópico particular. Los primeros tres capítulos sientan las bases necesarias para hacerlo. En los restantes, se presenta algunas ideas accesorias y se desbaratan algunos mitos mayores gracias a las bases que plantean en esos tres capítulos.
Como en toda revisión histórica, el primer capítulo es un resumen histórico de la histeria desde sus inicios en la Grecia antigua llegando hasta los principios del siglo XIX y un poco más lejos, pasando por la idea del útero errante y del tratamiento aromático que se derivaba. En resumen, muestra lo que se denominaba la sofocación de la madre, la cual se puede denominar como histeria temprana.
El segundo capítulo y el tercero forman una especie de bloque. El segundo es un recorrido por varias definiciones, o intento de ellas, dadas para la histeria en aquella forma en que la conoció Freud. Muestra la amplia variedad de pensamiento que había sobre esta enfermedad. También muestra que, entre tal disparidad de opiniones y visiones, había puntos de concordancia que permitían perfilar y detallar con una buena especificidad lo que era histeria. Sin embargo, esto nunca fue suficiente. Se necesitó describirla en sus síntomas, que es lo que hace el tercer capítulo. Intenta describirlos con el mayor detalle posible para dar una imagen ajustada y detallada que responda a la pregunta de cómo se veía la histeria, que las diversas definiciones no podían lograr.
El cuarto capítulo trata sobre la discusión que se mantenía sobre las posibles causas e influencias que se pensaba que la histeria tenía. Este capítulo se desmiente la idea que los médicos ignoraban a sus pacientes, que no las escuchan y que rehuían de cualquier cosa que fuera sexual, como Freud insinuaba. También se hace hincapié en la teoría sobre la causa y generación de la histeria (etiología) que este mantenía en ese momento, su caput nili, y que no parece haber abandonado nunca1, lo que sirve de base para Freudiana, el sexto capítulo.
El capítulo número cinco se dedica a mostrar como, en realidad, las pacientes histéricas no eran despreciadas por ser simuladoras, o sea, personas que fingían su afección. El caso era exactamente todo lo contrario. La histeria estaba bien afianzada en los libros de medicina y ningún médico dejaba de lado paciente histérica alguna por solo serlo, sino que bien las consideraban de una forma muy amplia, quizás demasiado. Esa amplitud de visión fue el origen de la psicoterapia moderna y no Freud como se lo suele presentar.
El capítulo sexto trata sobre la histeria desde la misma perspectiva freudiana. Allí se expone, con bastante detalle, como el caput nili freudiano funciona en realidad a través de analizar el accionar de Freud en varios casos de histeria. Lo novedoso es que se compara su accionar y pensar contra el pensamiento médico de su época, cosa descrita en los capítulos anteriores. Se evalúa la manera de actuar de Freud contra el mismo estándar de su época. Este es un argumento bastante común en sus defensores y, lamentablemente para ellos, Freud no sale bien librado de esa comparación.
El séptimo capítulo trata de dar una respuesta al misterio de la desaparición de la histeria. Una enfermedad de al menos 25 siglos de existencia, que llegaba a niveles de epidemia, en solo un par de décadas disminuyó y hoy es harto difícil encontrar un caso como el que Freud y sus contemporáneos solían toparse día a día. Esto, por sí mismo, es un misterio. ¿Qué pudo lograr hacer desaparecer a una enfermedad tan bien establecida y tan esquiva por unos dos milenios? ¿Cómo pudo desaparecer tan fácilmente sin que nadie casi hiciera algo para provocarlo? La respuesta a este interrogante muestra como también pudo mantenerse por siglos.
El capítulo octavo es algo confuso. En el capítulo anterior, se sostiene que la histeria desapareció. Sin embargo, no lo hizo. Para ser más exacto, la histeria como enfermedad desapareció, pero como idea, como concepto, como entidad nosológica, no desapareció. Sigue presente hoy, aunque ya no en manuales de medicina general o ginecológica, sino en manuales de Psiquiatría. Específicamente, la histeria encontró un santuario en el mismo DSM y desde allí sigue sirviendo a los médicos de la misma forma lo hacía en el siglo XIX, como Colin lo denunciaba. Lo curioso de esto es que la histeria también es usada de manera similar por actuales filósofos, pensadores y psicoanalistas modernos, pero lo que ellos llaman histeria, ya no es histeria y este capítulo lo muestra.
El último capítulo del libro es, quizás, el más interesante, ya que aún desaparecida la histeria parece ser capaz de seguir creando mitos. Específicamente, trata sobre el mito de que las pacientes histéricas eran tratadas con masajes genitales que buscaban llevarlas hasta el paroxismo histérico. En otras palabras, los médicos habrían estado masturbando a las pacientes histéricas hasta llevar a un orgasmo. Aunque este mito esté completamente desacreditado, en los ambientes de lengua hispana sigue con vida y fuerza. En este capítulo recoge muchas citas diferentes de diferentes médicos que muestran lo errado y sumamente falso de este mito. A través de mostrar como era el tratamiento que realmente se le daba a las pacientes con histeria, se ve lo errado y lo falso del mito.
Este libro se puede adquirir en las tiendas abajo listadas, que se irán modificando con el tiempo. El proyecto de este libro es uno hecho a pulmón, o sea que es con mi propio esfuerzo personal, sin editorial por el momento. Por lo que se agradece la difusión de esta página para que el proyecto avance, ya sea hacia nuevos libros o que las ideas de este se expandan. Así, también, hay algunas limitaciones por esta falta de editorial, apoyan este proyecto autopublicado. Solamente puedo ofrecer un formato. El libro está disponible únicamente en PDF ajustado a lectores. Me agradaría ofrecer un formato EPUB, pero eso retrasaría muchos más de lo que se retrasó su publicación. En el mismo sentido, por ahora, no hay disponible una versión en papel, peor no se descarta lograrlo en el futuro. Por comentarios, dudas y cualquier clase de pregunta, la puerta de mi oficina siempre está abierta.