Haciéndome un lugar en las tareas que me ocupan a nivel personal y laboral vuelvo al blog por un momento para relatar mi paso, este cuatrimestre, por "Psicología" Institucional. Ya he dado el odioso examen final obligatorio de la materia y ya más liberado voy a relatar algo de mi experiencia allí. Además de hacer hincapié en la oportunidad que no deje pasar de expresar mi opinión, obviamente, sobre los contenidos psicoanalíticos.
Este cuatrimestre pensé tomarme un descanso del Psicoanálisis, pero parece que es imposible hacerlo. Hice mi elección pensando en que materias tendrían poco Psicoanálisis o bien, ingenuamente, nada de él. ... Si. Si. Lo se y no hace falta que me lo recuerden. Soy un ingenuo que piensa que aun puede haber aun en algún rincón en la Facultad donde los dardos divanistas no lleguen. Elegí dos materias, que me parecieron menos psicoanalíticas de todas las que podía elegir. Una fue educacional, que retomarte en algún punto, y la otra fue, claro esta, Institucional.
Educacional que no fue
Educacional iba bien hasta que, por ciertos problemas administrativos, los directivos de la cátedra tuvieron la buena idea de poner dos profesores más a los que teníamos. Así que fueron cuatro profesores en la clase. Específicamente, dos profesores y dos ayudantes. Una profesora llego y eclipso casi por completo al profesor titular de la comisión. El problema surge que lo hizo con una visión de la educación bastante cliché, y hasta incluso diría algo conspiranoica sobre como ciertos sectores de la sociedad pretenden generar individuos homogéneos y los que no pueden homogenizarse son dejados de lado como desechos. Que la integración esto, que la discriminación aquello, que el rol del psicólogo por acá, y otros temas a explicarle a doña rosa temas de educación y pedagogía1 Las temáticas se volvieron muy difusas. Nada concreto y en particular. Solo inquietudes del ámbito pedagógico transmitida a los alumnos. Ninguna tentativa de solución o perspectiva sobre el mismo. Como dije, frases hechas, clichés y visiones comunes y populares de los problemas de la escuela. Nada que un no experto pueda elaborar desde ideas preconcebidas. Nada que Doña Rosa ya no sepa. Pero hubo algo interesante al hacer el trabajo de campo que me resulto llamativo que me hace querer retomar esta materia nuevamente para indagar mas a fondo.
Institucional que si fue
Como dije, la segunda materia fue Institucional. Materia claramente psicoanalítica, en la cual, obviamente, no dejo pasar la oportunidad de leer por vigésima séptima vez, Psicología de las masas. Pareciera que Freud fue el inventor de la sociología y psicología grupal, y nada más existiera en el campo de la psicología organizacional. Como todo buen proceso adoctrinador que se precie, es necesario leer una y otra vez los textos fundamentales de la ideología a imponer. Esta cátedra aporta su grano. Sin embargo, no fue tan pesado como podría suponerse. Claro que Freud es infaltable y no hay cátedra que no vuelva a sus textos por eso, pero aquí la gran mayoría son autores post-freudianos. Inventores de nuevos conceptos salidos de su propia galera apoyados en textos freudianos. Dicho de otra manera, gente que inventa sobre lo que invento Freud. Por esto creo que no fue tan pesado el Psicoanálisis en esta cátedra.
¿Algo que no sea Psicoanalítico o este al servicio del mismo? Pues nada. Cero. Nones. Incluso en el trabajo pude sentir la insistencia en centrarnos en los aspectos inconscientes de las organizaciones. Lo cual me resisto aun a hacer porque lo veo como un esfuerzo sumamente forzado de encajar una teoría donde no hay datos para sostener o donde directamente es irrelevante hacerlo. En nuestro trabajo no me pareció necesario "indagar aspectos inconscientes" como indicaron varias veces y que se esperaba que hiciéramos. ¡Uf! Para mi no era más, en el mejor de los casos, traducir los que se veía a divanes.
Ideología doctrinaria cinéfila
Como si leer a Freud una y otra vez e insistir una y otras sobre los aspectos libidinales inconscientes de los pequeños edipos que son los adultos en las organizaciones, tuve que aguantar un despliegue de la ideología psicoanalítica de la Facultad. Hubo que soportar en la ultima clase una diatriba ideológica sobre lo peligrosa que es la psiquiatría y sus pastillas. La idea era ver una película sobre una pequeña organización de enfermos mentales que aparentemente eran liberados de la opresión psiquiátrica y, obviamente, de sus chaquetas de fuerza químicas.
La película mostraba como un grupo de enfermos mentales eran dejados de lado por su médico psiquiatra de cabecera y dejados en manos de un sindicalista que organizo su trabajo, y que dio en la tecla al ver su calidad de trabajo como colocadores de pisos de madera. Esto los condujo a un mejoramiento significativo en su salud mental a través de su trabajo manual. Incluso llegando a imponerse sobre su propio doctor y dictando sus propias dosis. La idea de la "locura" como una desorden de la razón que solo el orden y las disciplina puede restaurar no es nueva en absoluto. El proceso desmanicomialización se soporte en esta idea principalmente. Ofrecer al enfermo tareas estructuradas que recompongan o reestructuren su razón. Orden contra el desorden. El problema nace cuando se considera esta idea como única del proceso de desminacomialización. La película trataba justamente de esto. El trabajo les había ofrecido una nueva vida. Curiosamente, la película fue detenida en clímax para "discutirla".
En realidad, solo debatieron poco y nada sobre sobre Psicología Institucional y mucho más sobre esta desmicomialización. Además, el debate casi no tuvo participación de los alumnos. Tod el debate fue llevado un profesor que trajo su grupo de estudiantes a nuestra clase para compartir la proyección y la profesora de mi grupo. La segunda parte, como dije, no fue mostrada, y nos dejaron la tarea de que la viéramos por nuestra cuenta. Agradezco el voto de fe, pero luego de ver el pequeño debate subsiguiente entre los dos profesores, me pareció que la detención del film fue por que algo como que "la segunda parte no interesa mucho" más que con el tiempo de clase, que gran parte fue desperdiciado por la falta de preparación y inexperiencia técnica del profesor encargado de proyectar el film, o simplemente para evitar el spoiler. La película continuaba mostrando, según lo poco que relato mi profesora de prácticos, a estos enfermos afrontando problemas derivados de sus decisiones de emanciparse de su medicación. Al parecer, por la cara de mi profesora y el debate que siguió, su futuro no era muy halagueño que digamos. Obviamente, solo puedo intuir lo que iba a pasar en la película por que la segunda parte fue cortada de la proyección. No fue vista en clases, pero la primera parte bien fue debatida. O sea teníamos la parte cuando todo iba de maravillas a los enfermos, pero no cuando caían en desgracia.
El debate, que supuestamente debería haberse centrado en la organización que estos enfermos formaban, pero derivo y se mantuvo en la posición de este profesor de mostrar el efecto de las pastillas y como los manicomios aplastaban la subjetividad. Esta posición fue apoyada por algunos allegados a este profesor. Incluso uno llego a decir que las pastillas aplastaban el deseo. ¿Que deseo? Deseo inconsciente. ¿Cual más? Ese deseo que hablaba Lacan y que nunca definió adecuadamente. Mi profesora trato de mantener una posición neutral, lo cual me pareció errado. Si estaba en desacuerdo pues debería haber mostrado su desacuerdo. Un dolor de cabeza, el calor y mis animo general no me ayudaron. Solo quería ver el film y dejar a mi cabeza disfrutar un poco de ausencia de ideas y problemas. Me calle duante el debate. Un debate que luchaba por discutir entre algo relativo a la clase y algo de esta ideología. Luego tuve la oportunidad de aportar a este debate hablar, o más bien de escribir.
El camino al infierno esta lleno de buenas intenciones dice la sabiduría popular. Temo de estos buenos intencionados. Temo por ellos y por lo que pueden causar. A veces creo que los profesionales salidos de las Facultad de Psicoanálisis no dudarían ni por un segundo si algún paciente se lo sugiere en aplicarle el sistema del doctor Tarr y del profesor Fether. Comprendo que los institutos mentales necesitan repensarse, y no solo una vez si no continuamente. Pero el exponer las ideologías personales en las clases no sirve para que los alumnos se acerquen críticamente a la psiquiatría para saber realmente que sucede en ella y puedan formarse su propia visión del tema, y no solo a través de un profesor. El exponer el tema como se lo expuso es un obstáculo de importancia en la interdisciplinariedad que tanto se ufanan en hablar. La cátedra pues es un ejemplo de esta interdisciplinariedad pero solo psicoanalítica. Solo se ve Psicoanálisis y ninguna corriente que no sea no-psicoanalítica. Como dije en la nota que entregue otro ejemplo mas de la hegemonía del Psicoanálisis. Otro ejemplo de como la doctrina divanista hace carne allí dentro.
Ciertamente estoy volviendome viejo para aguantar y tolerar a estos bienaventurados y seudo elegidos que vienen a querer representar, como nuevos Pinel's, a libertadores de la humanidad atada en los enfermos mentales y esclavizaba por la Psiquiatría. Buscan nuevas cruzadas y ya no es tiempo para ellas. Es tiempo de profesionales serios, honestos intelectualmente que no tiene miedo de investigar los temas que no son de gusto personal2, y que no se amedrentan ante la critica y la posibilidad de equivocarse, y que no desean atarse a doctrinas y dogmas que le aseguran una paz de consciencia, a base de falacias y tautologías, cuando las cosa van muy mal para ellos. No digo que los enfermos mentales no tengan humanidad. Lo que digo es que para ayudarlos realmente se necesita esfuerzo, paciencia y valentía, características que pocos parecen tener allí dentro. Desde los profesores y llegando hasta los alumnos. Mi pesimismo con los alumnos comienza a nacer. Se que muchos están de acuerdo con esto que digo, pero no los siento discutir en clases. Los centros de estudiantes, por ejemplo, en vez de discutir lo obsoleto de nuestra enseñanza están preocupados por la justicia social del pías olvidando que son organizaciones que primero deberían preocuparse el estudiante y sus necesidades, tales como una enseñanza que no sea obsoleta desde el vamos.
Dejar constancia
La cátedra, como otras cátedras, le da al alumno la oportunidad de hacer una critica sobre su cursada. La profesora de la comisión nos pidió un breve comentario sobre el curso. Ok. Ningún problema con esto, pero no me lo esperaba. No hubo muchos signos que nos iban a pedir esto, pero tampoco era cosa de otro mundo. Debía haberlo esperado. Como dije, mis ánimos son pocos por estos tiempos y mi interés estaba a la par. De todas formas, los pocos minutos para escribir algo no eran de mi agrado. Como notaran cuando escribo, escribo algo largo. Un par de minutos no me sirven para escribir algo mínimamente decente que refleje mi opinión. Así que decidí escribir en casa, con tiempo y con la cabeza fresca. Además, la profesora asevero un par de veces que lo que se escribiera iba a ser leído por la cátedra, que todo lo que pasaran iba a ser leído. Pues entonces no quería desperdiciar la oportunidad. ¿Como desaprovechar la oportunidad de hacerles llegar algo de critica al psicoanálisis, el cual una y otra vez machacan sobre nuestras cabezas? De vuelta a la Facultad, luego de una semana de masticar el asunto entregue unas cuatro o cincos paginas de mi visión sobre la cursada. Lo pueden leer online en el blog aquí mismo.
No me voy a cansar de decir que el cambio en Psicología en Argentina vendrá no de posiciones de poder, si no de la misma masa de Licenciados y futuros Licenciados de la Facultad de Psicología. Cada gran viaje comienza con un paso decía Confusio ... ¿o fue mi verdulero? Como sea, tiene razón. El primer paso para cambiar el mundo Psi en Argentina comienza desde el mismo inicio del profesional. Comienza en la misma Facultad que crea Psicoanalistas. Si queremos más psicólogos, pues debemos hacer que la Facultad de Psicología haga honor a su nombre, deje de crear psicoanalistas y comience a crear psicólogos.
Para formarse como psicólogo no se debería cursar varios años en ella para luego estudiar psicología por fuera. Es un claro desperdicio de tiempo. Se debe cambiar la Facultad, pero no pensando en tomar un lugar en la jerarquía de poder de la Facultad. Los alumnos ya tiene un poder y son parte importante de esa jerarquía, quizás la más importante. Son las personas en la que se basa y apoya esa jerarquía. Y son tan capaces de ejercer poder dentro de la Facultad como la tiene el mismo decano. Lo siento por los centros de estudiantes que buscan cambiar el consejo de la Facultad, pero ese camino no tiene mucho futuro si los alumnos desde abajo no lo apoyan, y menos si los centros de estudiantes mismo no entienden lo inútil de la educación dada en las aulas. ¿Que se puede esperar de centros de estudiantes preocupados por poder dar clases de política antes que clases sobre ciencia?
Se me dirá que el problema del Psicoanálisis es un problema político y requiere acción política, lo reconozco, pero no es el factor más importante. La acción política es posterior. Esta es una discusión académica sobre el valor científico del Psicoanálisis. Hablamos del valor que puede tener el Psicoanálisis para la sociedad. Hablamos de la verdadera utilidad que tiene para el campo de la salud mental. Que los centros asuman una posición en el consejo no es de mi interés ya que no harán nada para cambiar la situación que se vive en el Facultad de Psicoanálisis. Loables sus luchas y las comparto, pero no están luchando en el terreno donde deberían estar luchando. No están luchando para que llamar Facultad de Psicoanálisis a esta Facultad sea un sinsentido algún día. Se olvidan de luchar por el estudiante y su formación científica, y solo luchan por su formación política.
Si la acción política no tiene valor ahora, ¿que hacer? Pues el mismo estudiante tiene que tomar cartas en el asunto. Es lo que llamarían acción ciudadana en otro contexto. Pues aquí hay una forma interesante y muy sencilla de dejar constancia de lo que sucede en las aulas y de nuestro desacuerdo por tal inútil, y hasta peligrosa, enseñanza. Al final de cada curso, aunque no lo propongan las mismas cátedras, el alumno puede acercar un escrito a su profesor sobre la experiencia plagada de Psicoanálisis que tuvo. Y, ¿por que no?, de toda la cursada y la experiencia de uno particular al cursar.
Lo que hay que cambiar es la forma de estar callados en la facultad y elevar en la primera oportunidad que se tenga el desacuerdo. Yo creo que lo tomare para mí esta acción y en los próximos cursos que tenga haré esto. Iré tomando nota durante la cursada, interviniendo en cada oportunidad y al final redactando un documento de todo lo que viví bajo tal o cual cátedra. Quizás sea una gota de agua cayendo en un mar, pero las lluvias ¿acaso no son una multitud de gotas cayendo al unisono? Estoy cansando de la sequía y ansío que comience a llover.
Añadir nuevo comentario