Mucho trabajo y poca es la recompensa. Estoy tratando de ponerme a analizar a Lacan. Tengo varios cuestionamientos para con la teoría lacaniana. Estoy trabajándolos, pero el esfuerzo del trabajo y lo que obtengo a cambio es muy poco. Me refiero que, por ejemplo, para analizar un párrafo, me lleva quizás un párrafo por cada oración que hace. Debo analizarla, contextualizarla y comprender lo que dice. Pero cuando logro todo eso lo que me queda es una idea sencilla y sin mucho valor que digamos. Son ideas simples cotidianas, solo que puestas con un nuevo nombre, explicadas con conceptos extraños; y en unas pocas palabras se lograría con mucha mayor efectividad. Pero claro, pocas palabras y claras no suena a tema profundo. No suena como una revelación. Sus verdades no resultan ser más que verdades comunes que cualquiera puede elaborar con un poco de estudio. No pasa de eso. Y eso cuando se puede sacar algo de cierto interés de su palabrería rimbombante. Me siento como excavando toda una montaña para obtener, no una pepita de oro, sino solo un cristal brillante. Pero seguiré analizando los textos de Lacan aunque solo obtenga espejitos de colores en el análisis de Lacan. Cuando menos, así, otros no serán engañados por sus espejitos de colores.
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