Termine este cuatrimestre con Educacional. Aun estoy esperando la nota final, pero no creo que vaya a tener problemas con el examen final, llegado el caso. No me interesa una nota alta, si no dejar de una vez por todas este reducto pseudocientífico que es esta Facultad. Pero como descubrí con Institucional, es una interesante idea escribir sobre el paso de uno por una cátedra y acércalo a la cátedra. Algunas toman unos minutos en la clase final para pedir una opinión sobre la cursada. Yo prefiero tomarme más tiempo, por lo que aquí mi opinión personal.
Debo empezar diciendo que afortunadamente no fue experiencia psicoanalítica. No hay textos en la catedrá donde se saque a relucir los divanes. Incluso creo que Freud no fue mencionado ni una sola vez. Pero hasta aquí llegan las virtudes. No es que todo sea malo, pero no hay grandes cosas para destacar. Me pareció una cursada como cualquier otra y paso sin grandes problemas, aunque con la excepción del presente participativo que debías enviar por email, del cual ya hable en otra entrada.
Esta fue mi segunda vez en esta cátedra. La primera vez abandone luego de dar mi examen e incluso haber hecho las entrevistas para el trabajo practico. La razón principal fue la aparente ideología transmitida, no por lo que leíamos, si no por la interpretación que hacía la profesora que daba las clases. En realidad, esta no era la titular de la clase. Debido a cierres de comisiones, mi comisión termino con dos profesores y dos ayudantes. Una comisión de trabajos prácticos cerro y la profesora y su ayudante que estaban en ella pasaron a dar clases en la comisión donde yo estaba. La nueva profesora paso a tomar el control de la clase con bastante facilidad, siendo prácticamente ella la que dirigía todo el show. Me había inscripto por un profesor y me encuentro que se encontró callado y casi sin participar, al igual que las dos ayudantes. La profesora dirigía cada clases y era las que las daba. Mi impresión fue que la invitada se adueño de la casa del anfitrión.
La interpretación de los textos que hacia esta profesora era, en resumen, que existían ciertos elementos que dirigían la educación provocando todos los males de ella, principalmente la homogeneización de las personas en sus cualidades, conocimientos y demás. Como que estos agentes, nunca bien definidos quienes eran, quisieran crearse individuos sin diferencias entre ellos, como si buscaran crear un rebaño de personas dóciles a través de la Educación. Algo así como agentes ocultos tras las cortinas querían que los estudiantes se convirtieran en una manada de personas grises sin diferencias y fácilmente manipulables. A veces parecía que el sistema mismo quería eso. Era como que esas intenciones se las asignara al mismo sistema educativo. Como que esa entidad abstracta tuviera deseos y apetencias como una persona. Con el paso de las clases pensé que todo eso se asemejaba cada vez más a las teorías conspiranoicas de Internet. Corte por lo bueno y retome la materia en este cuatrimestre pasado la materia en la misma cátedra.
Me presento al primer día en mi segundo intento de cursar Educacional y sucede algo similar que aquella primera vez. Me presento y me entero que mi comisión de trabajos prácticos fue cerrada y que me movían a otra comisión. Estaba en una situación similar. Me encontraba en medio de una fusión de comisiones y de profesores. Aunque esta vez con cierta legalidad, ya que el profesor que había elegido era el visitante y no podría haber tenido la descortesía de hacer lo mismo que aquella profesora. Pero parece que ese respeto fue más por que estuvo igual de callado que el m,profesor de la primera vez. En definitiva, me encontraba de nuevo bajo una profesora que no había elegido , y en ambas ocasiones el profesor que elegí quedo mayormente en silencio en las clases.
Una mejora con respecto a la primera vez que curse es que la idea de agentes ocultos desapareció. Ya nos e interpreto como que o había una inteligencia o agentes ocultos que provocaran los males y deficiencias de la educación, si no, más bien, que el sistema mismo era el que lo provocaba y que debía replantearse. Este era el que no daba la altura a los nuevos tiempos y necesidades actuales por lo que debía repensarse y reajustarse. Si el sistema es problemático pues uno puede tomar cartas en el asunto y convertirse en agente del cambio. Esta posibilidad no estaba presente en mi primer cursada en la cátedra, pero me parece que esa creencia en fuerzas ocultas era producto de una profesora muy entusiasta con esta creencia que por los mismos textos de la cátedra.
La bibliografía era abundante, pero algo repetitiva. Muchos temas son tocados dos o tres veces en diferentes textos. No son realmente muy pedagógicos que digamos. El mayor problema es que esos textos no eran muy claros y muy poco definitorios. La ausencia de definiciones claras era notoria para mí. Se explican conceptos sin haberlos definido con claridad. Y a veces, sin siquiera definirlos. Un a ejemplo concreto es el tema de autoridad, el cual me apasiona últimamente. Empezó en mi primer cursada en educacional donde detecte una diferencia de concepción entre alumnos y profesores de lo que es una autoridad, y hoy pensando en seguir hacia el profesorado se vuelve importante y por ende más interesante para mí. Pues bien, no he encontrado en ningún texto una definición clara de la que partir para hacer mi trabajo practico1 centrado, nuevamente, en la autoridad.
Para poder ver la diferencias de concepciones entre alumnos y profesores necesitaba alguna conceptualización de autoridad de la cual partir. Teniéndola uno puede comparar lo que dicen los entrevistados. Necesitaba una definición con la cual trabajar. Como leí recientemente, para organizar los muebles de la cabeza primero hay que tenerlos. Si vamos a trabajar con el concepto de autoridad necesitamos primero saber que es, y para ello tuve para ello salir a buscar en otros textos ajenos a la cátedra. Los textos de la cátedra no eran claros y parecían asumir ya lo que era autoridad. Un texto solicitado por mí, explícitamente ya que no formaba parte de la lectura de estudio, y que era el primer capitulo donde supuestamente debía estar esa definición de autoridad, intentaba definirla sin llegar a hacerlo claramente, y luego sin problemas pasaba a hablar de lo que la autoridad debía hacer o ser. Afortunadamente, encontré una excelente definición y un excelente tratamiento del tema en Max Weber, autor que no se nombra siquiera en la cátedra, pero por lo que vi es citado ampliamente cuando se trata de lo que es una autoridad. Por decirlo de otra forma, es la autoridad en temas de autoridad.
Me concentre en el trabajo y la cursada paso sin penas ni glorias. Fui a casi todas la clases y me surge la idea que son muchas ideas bonitas sobre lo que debe ser la educación y nada practico. Nada de lo que poder agarrarme. Incluso me pareció algo simplistas los temas y obviamente planteé algunas que otra pregunta sin lograr una respuesta satisfactoria. No creo haber aprendido mucho de Psicología Educacional en este cursada. De hecho, creo que no he visto nada de algo que pueda llamarse Psicología. Los textos son todos elaboraciones más de tipo filosófico que psicológicos. Me refiero que son de supuestos profesionales del campo de la Psicología educativa, pero no he sentido referencia alguna a alguna investigación concreta. De hecho, al preguntar si se habían hechos investigaciones sobre la autoridad me respondieron que no, y lo que se me acerco no fueron más que textos de corte filosófico más que psicológico.
Se hablo de los legajos educativos y sus implicaciones, pero nunca se hablo específicamente del rol del psicólogo en ellos. No se hablo de la responsabilidades limites y demás cosas relacionadas. Se hablo de las implicaciones de etiquetar a un niño y, claro esta en algún punto debía aparecer este cuestionamiento surgido desde el diván, de como los test psicométricos no miden realmente al individuo y de sus implicaciones éticas, cuando no se sabia responder sobre el uso de los baremos y de como debían generarse y usarse. Nuevamente, se habla de los test sin estar conscientes de su elaboración y uso, sin conocerlos bien. También se presento el caso de como los diagnósticos psicológicos son etiquetas que pueden opacar al sujeto. Sin embargo, a pesar de todo esto con claro hedor a cuero de diván, la cursada fue soportable.
Como dije, no hay gran cosa a destacar de esta cátedra y de esta materia. Su utilidad es muy poca y bien puede transformarse en el futuro una cursada que trasmita un fuerte componente ideológico con los clásicos argumentos de socorrer la subjetividad del niño, y en el proceso sacrificar su aprendizaje dando con ello mediocridad educativa. Algo que recuerdo es que las intervenciones escolares que se presentan parecen más intervenciones artísticas que de profesionales pragmáticos formados en resolver problemáticas en el ámbito educacional. De profundizar por este camino de seguro se terminara en clases como la que ya pase antes. Como dije antes, no le encuentro mucha utilidad a esta materia, aunque tampoco es despreciable. Creo que requiere alguna nueva dirección más pragmática, menos preocupada por el bosque y centrarse en el árbol que tiene enfrente. Necesitan una más enfocada, que en la mirada amplia que intentan promover. Abrirán tanto el panorama que ya no verán al alumno.
Política en el aula
No me gusta entrar en temas de política y menos en el blog. Quiero dejarlo exclusivamente a temas relacionados con la facultad , escepticismo y pseudociencia psicológica, pero me veo obligado a hablar de proselitismo político. Debo hacerlo, la ultima que tuve clase me obliga a hacerlo. Este domingo pasado Argentina entro en el primer balotaje de su historia para elegir a su presidente. Las elecciones mostraron un 50% para un candidato y el otro 50% para el otro candidato, mostrando una fuerte y clara división en temas políticos. Hasta el momento la politización endémica de los pasillos llevada a cabo por los centros estudiantes, que de lo que menos se preocupan de los estudiantes y se preocupan mucho de las marchas y de a quien uno vota, entraba a clases golpeando desde fuera de las aulas. Pero el fuerte clima político parece haber derrumbado las puertas y derramarse desde dentro a partir de los profesores.
En la ultima clase, semana antes del balotaje, el profesor de mi comisión de trabajos prácticos, ese que había elegido para cursar, se tomo el tiempo, terminado todo, de hacer un proselitismo algo encubierto. Marcando claramente que las clases habían terminado y ya no eramos sus alumnos se tomo el tiempo de promover una propuesta política en la misma aula donde acabamos de tener clases. Ya me parece molesto, cuando no impropio, que la Facultad se politice como esta. Las Facultades deberían ser centros de discusión apolítica de la misma forma que los es la ciencia. Pero que un profesor aproveche el aula y su posición informal, o bien formal, de autoridad, me parece una deformación de lo que debería ser el espacio del aula, el espacio de clases.
Pero esto no quedo ahí. Durante la cursada, este mismo profesor abrió un grupo de correo donde se podían compartir ideas y discutir temas de la clase. Fue un fracaso, como ya explique en otra entrada. Al parece no dudo en utilizarlo como plataforma para insistir con su proselitismo y su promover de nueva esa propuesta política. Aunque haya planteado todos los recaudos del caso para no confundir su figura de profesor con el proselitismo que hace, no puedo dejar de pensar que en algún punto se mezclan cuando toma posesión políticamente del aula y de los espacios creados por el mismo para usarlos solo para los temas de las clases. Las pocas intervenciones de este profesor me parecieron aprovechables y bastante buenas, pero hacer esto me parece muy lamentable y decepcionante.
- 1. Me rehusó aun a llamarlo trabajo de campo, como la cátedra pretende
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