El 7 de noviembre, o sea el sábado pasado, se realizó, en las calles de Buenos Aires, la XVIII Marcha del Orgullo LGBT. Como todos los años que estuve allí, exactamente 3, siempre es un evento de importancia. Un evento que no debería pasar desapercibido.
Ahora bien, ¿se dirá que hace un heterosexual marchando? Es extraño que uno deba explicar esto en pleno 2009. Lo que quiero decir que valor puede tener la sexualidad de uno cuando se violan los derechos elementales de un ser humano por justamente su sexualidad. La marcha pide en primer plano la igualdad de derechos, por la que estoy por demás de acuerdo. Esto supone el no diferenciar por la sexualidad. Muchos homosexuales sufren represiones policiales o viven marginados por solamente su sexualidad. Creo que esto es suficiente motivo para estar allí. Además, no es tan seria o dramática como se puede esperar de cualquier marcha exigiendo derechos. Esta es diferente, ya que es una celebración abierta. Una celebración libre.
Esto va más allá del ser gay friendly, de ser solamente tolerante con los que tienen gustos sexuales diferentes a los nuestros. A pesar de ser tener el aspecto de una fiesta, es un asunto serio y de importancia. ¿Qué me cuesta ir a bailar por las calles de Buenos Aires junto a un montón de personas reclamando un derecho que es obvio? Pues nada. Es de notar que el mismo hecho de bailar en las calles de Buenos Aires es un acto de demanda de igualdad. Es el reconocer a aquellos con gustos diferentes como iguales y con los mismos derechos. Muchas son las exigencias de la Marcha giran en este sentido. Como ser la derogación de los códigos contravencionales aún vigentes, y que provocan incidentes entre la policía y personas homosexuales en todo el país. Uno de los motivos principales de la marcha de este año fue el debate de la Ley de Matrimonio, que se encuentra en el Congreso.
A las 18hs. aproximadamente la gente inicio la marcha inicio hacia Plaza Congreso desde Plaza de Mayo. Como es costumbre, la marcha se inició al son de la música. Yo desde allí me uní a unos amigos y comenzamos a bailar con dirección al Congreso Nacional. Banderas arco iris y miles de personas bailando. Poco importa el número, cuando ya es difícil ignorar, a esta altura, que están allí. 250 personas hubo en la marcha inicial, hoy son miles. Las cifras varían, pero son números que indican una marcha que llego para quedarse. Ya ha alcanzado la masa crítica para mantenerse por si sola. El plato fuerte de la noche fue la actuación de Leo Garcia. El cual, dicho sea de paso, no llego a tocar Morrissey, a pesar de la insistencia del público. Se amenazó en un momento con la actuación de Samba Quipildor. Pero si este no tocaba Morrissey no hubiera sido una buena actuación. :-) La noche cerro con el himno de la marcha, entre besos repartidos indiscriminadamente por los participantes a los participantes de la marcha. Todos los participantes, por lo que hablo de miles, se repartieron besos entre sí, por lo que fue inevitable no recibir un beso allí. Ya a eso de la medianoche, la marcha se disipó lentamente, dejando ganas de seguir bailando, y con la esperanza de la aprobación de la Ley de Matrimonio para parejas del mismo sexo.
Suponga que yo le digo a usted que la sexualidad es constitutiva de todo ser humano. No digo solo importante, sino que es sobre lo que el ser humano se construye. No sexualidad = no humano. Que la sexualidad es todo y que nada queda por afuera de ella. ¿Qué diría si le dijera que la cultura no es más que un sublimado de la sexualidad? Entonces, ¿no es valioso apoyar los derechos que intenta alcanzar esta marcha? ¿No es razonable pensar que si nuestra sexualidad está reprimida, y no únicamente a nivel personal, sino también a nivel social, que nuestra vida se vea afectada? Parece razonable también apoyar esta marcha e intentar lograr una sexualidad más abierta. Ahora bien, una pregunta se hace obligada. ¿Dónde está la representación de la Facultad de Psicoanálisis en una marcha de esta importancia? El Psicoanálisis considera la sexualidad como constitutiva del ser humano. Si habla de sexo, un psicoanalista escuchará con mucha atención sus dichos. Por lo que la ausencia de entidades Psicoanalíticas de algún tipo, parece indicar dos cosas. O la homosexualidad, aun hoy en 2009, es considerada en Argentina como una perversión, como algo que habría que prevenir, o esto es sencillamente una clásica falta de coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Como dije, llevo tres marchas, y en ninguna he podido ver a la Facultad de Psicoanálisis presente. He llegado a ver de otras universidades allí, pero de la Facultad de Psicoanálisis no, a pesar de que una de sus sedes se encuentra a unos 15 minutos de camino a pie de Plaza Congreso. El Psicoanálisis sigue ausente.
Comentarios
es una prueba indirecta
la ausencia del psicoanálisis es una prueba indirecta de que son una religión màs
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