Michael Onfray ha abierto otro capitulo más en las llamadas Freud War's. Ha escrito un libro virulento sobre la el padre del psicoanálisis. Hablo de "El Crepúsculo de un Ídolo. La Fábula Freudiana". El libro aun no nos ha llegado completo, solo nos ha llegado, aquí a la Argentina, un resumen a través de la revista Noticias. Pero aún así, los efectos del libro nos llegan, como preludio de lo que traera, y comienza a generar, desde antes, polémica en ámbitos afines y contrarios al psicoanálisis. Alimenta una polémica de larga data, la cual, a tono personal, creo que no era necesaria alimentarla de esta forma. El problema del libro es la virulencia con que lleva a cabo su critica sobre Freud. Más que avanzar sobre el problema de la participación hegemónica del psicoanálisis en los ámbitos de salud mental, la hace retroceder. Hace que no pueda ser considerada cualquier critica fundada al psicoanálisis o a Freud si no como un a ataque, fundado en odio o repulsión, cuando no envidia, al "genio" de Freud. Este libro puede dar bases a los seguidores de Freud para argumentar que las criticas a él no son más que odio visceral proyectado en Freud, como según sostiene Elizabeth Roudinesco. Lejos aún de la lectura completa del libro y de argumentar que solo motivos personales guían a Onfray en la redacción del libro, según Roudinesco enuncia aplicando, aparentemente, el mismo psicoanálisis, yo quiero mostrar una contradicción en sus dichos. Quiero mostrar aquí el paso de la aceptación del psicoanálisis a su defenestración violenta. Quiero mostrar como Onfray pasa de la aceptación del psicoanálisis a la acusación abierto de estafa o mentira.