El psicoanálisis es la ocupación de obscenos y lascivos racionalistas que atribuyen todo en el mundo, excepto lo que ellos mismos hacen, a la sexualidad reprimida.

[...] el psicoanálisis es tan pseudocientífico como la parapsicología. El único modo que tienen los psicoanalistas de evitar este estigma es adquiriendo otro: sosteniendo, como lo hacen Lacan y sus discípulos, que el psicoanálisis no tiene pretensiones científicas, pues pertenece a la psicología "humanista" o incluso a la retorica. No veo inconvenientes en concederles esta retirada, siempre que se abstengan de tratar enfermos mentales.

Deberían desuponer a Lacan del conocimiento secreto que parecen atribuirle actualmente y mirarlo como aquello que realmente fue - alguien totalmente equivocado y quizás hasta trágicamente engañado –.

Los vagos y serios diletantes que, en 1925, se consideran interesados en la ciencia, han descubierto para su deleite especial algo tan tonto, fácil e inexacto, algo al mismo tiempo tan divertido, tan excitante y seductoramente "filosófico" como las teorías de Gall o Mesmer. La frenología y el magnetismo animal han tomado el camino de la magia negra, la alquimia y la astrología. Pero no necesitamos lamentar su perdida;no hay ninguna necesidad de lamentar su pérdida; los fantasmas de nuestros antepasados no tienen ninguna razón para compadecerse de nosotros. De hecho, casi podrían envidiarnos. Porque tenemos algo incluso más divertido que la frenología. Hemos inventado el psicoanálisis.

Si la humanidad, con todos sus defectos repulsivos, es un organismo, entonces el psicoanalista es su excremento. El psicoanálisis es una ocupación en cuyo nombre 'psico' y 'ano' están unidos.