Esto revive curiosamente la vieja teoría del origen sexual de la histeria y de la eficacia del confesionario; pero en este nuevo confesionario el médico es el sacerdote, que escucha a sujetos en extrema intimidad, mientras que el penitente ni siquiera sabe lo que va a confesar, y su confesión (un escéptico podría añadir) puede ser puramente el resultado de la imaginación o de la sugerencia recibida desde fuera.
"Hysteria", en A System of Medicine - vol. VIII, (Londres: MacMillan & CO. Limited, 1899), pp. 125
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